George H.W. Bush, el legado del hombre que ordenó la Invasión a Panamá
Esta semana se realizaron las honras fúnebres de George H.W. Bush, 41° presidente de los Estados Unidos y el hombre que ordenó la Invasión a Panamá en el año 1989.
El presidente de la República, Juan Carlos Varela, y todo el Gobierno Nacional extendieron sus condolencias a la familia Bush.
Hace menos de un mes, un informe de la Corte Interamericana de Derechos Humanos le recomendó a Estados Unidos, que pagara indemnizaciones y pagara a las víctimas panameñas y sus familiares por los daños causados durante la intervención militar. Estados Unidos hizo caso omiso.
Hace un año, el pueblo de Panamá vivía en temor bajo un dictador. Hoy, la democracia ha sido restaurada. Panamá es libre” - George Bush, Informe del Estado de la Unión. Febrero 1990
Falta poco más de una semana para que en Panamá se cumplan 29 años de la Invasión, una fecha que aún no es reconocida como día de duelo nacional. Es quizás el momento idóneo para recordar y analizar el rol que tuvo George H.W. Bush y su legado.
Analizar si la invasión fue, o no, justificada, el costo que se pagó por ella tanto en vidas humanas como en bienes materiales y las acciones de los gobiernos panameños posteriores, es uno de los grandes debates pendientes en la sociedad panameña.
El hecho es que Bush, quien asumió su cargo exactamente 11 meses antes, sería la figura que tomaría las decisiones sobre el futuro de Panamá, si retirar o no tropas y qué tipo de ayuda económica se brindaría al nuevo gobierno.
Manuel Antonio Noriega no era una figura desconocida para el flamante presidente estadounidense. Bush fue director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) entre 1976 y 1977, una agencia que mantuvo una relación cercana con Noriega.
El secretario de Defensa de Bush, Dick Cheney, declararía antes de la Invasión que "no estaban en el negocio de promover la democracia". Luego de ser fuertemente criticado, la administración cambiaría su discurso y el presidente Bush anunciaría que intervendrían en Panamá, precisamente para velar por la democracia. Sería un discurso que se mantendría por décadas, a través de intervenciones militares a lo largo del mundo.
Bush no era nuevo a la guerra. En 1941 se enlistó en la Armada estadounidense donde sirvió como piloto durante la Segunda Guerra Mundial. Durante su mandato ordenaría acciones militares que forjaron el mundo moderno. Panamá sería el escenario de práctica para una de ellas.
Se trata de la Operación Tormenta del Desierto. Un acto que desembocó en una guerra dentro del Golfo Pérsico, en la desestabilización de la región y cuyas secuelas han moldeado Medio Oriente e impactado en la formación y crecimiento de grupos terroristas.
De forma muy escueta, la historia fue la siguiente. En 1990 Saddam Hussein, presidente de Iraq invade el vecino Kuwait, luego de disputas por el precio del petróleo. En 1991, Estados Unidos responde enviando tropas y formando una coalición que termina expulsando a los iraquíes de Kuwait. Para mantener el orden en la región, Bush toma la decisión de dejar tropas en el área, especialmente reforzando a su aliado, Arabia Saudita.
El presidente estadounidense acuña entonces la frase “Nuevo Orden Mundial”, refiriéndose a la administración de justicia a través de acciones conjuntas y bajo el paraguas de Naciones Unidas.
Documentos desclasificados del Ejército de Estados Unidos revelan como la experiencia obtenida en Panamá, les sirvió como base para establecer modelos y planes de ocupación que luego intentarían aplicar en Oriente Medio.
Han sido décadas de presencia militar estadounidense en Medio Oriente. En 2003, el hijo de George H.W. Bush, George W. Bush, invadiría el propio Irak en busca de armas de destrucción masiva (que no encontraría) y depondría a Hussein.
Bush hijo realizó un emotivo discurso el pasado miércoles durante el funeral de su padre. Frente a él se encontraban Bill Clinton, Barack Obama y Donald Trump, todos ocupantes en algún momento de la Casa Blanca, todos responsables de ordenar bombardeos y acciones militares en Medio Oriente, herederos de aquel “Nuevo Orden Mundial”.
En la actualidad, Estados Unidos mantiene presencia militar en la región, además de vender armas a naciones como Arabia Saudita. Décadas de bombardeos y ataques han fomentado un fuerte resentimiento para muchos, y han servido como herramienta de reclutamiento para grupos extremistas.
Masacre en China, control de armas y el fin de la Guerra Fría
Pero el legado de H.W. padre no se limitó al ámbito militar y al medio Oriente. En 1989, la administración Bush ordenaría una prohibición a la importación de rifles semi automáticos, yendo en contra del lobby pro armas y escuchando las peticiones del zar antidrogas.
En marzo de ese año ocurriría el trágico derrame petrolero del tanquero Exxon Valdez, una de las tragedias ecológicas más grandes de la historia moderna.
Tres meses después, acontecería la masacre de Tiananmen en China, donde unas 10 mil personas murieron al ser reprimidas por el ejército chino, un hecho que el gobierno del país asiático se esfuerza aún hoy en negar, censurar y esconder. Bush condenó la masacre y ordenó la suspensión de venta de armas a China.
En noviembre caería el Muro de Berlín, que marcaría el fin de la Guerra Fría entre las superpotencias de Estados Unidos y la Unión Soviética. En diciembre se reuniría con el nuevo presidente Mijaíl Gorbachev y en 1990 se acordaría un tratado para reducir el armamento de ambos países.
Bush también firmaría el "Clean Air Act", o Acta de Aire Limpio, la cual fijó estándares más estrictos para reducir la polución del aire y el "esmog" en zonas urbanas, así como fijar la meta de eliminar la emisión de químicos tóxicos para fines del siglo XX.
En 1991 se firmaría el "Civil Rights Act", o Acta de Derechos Civiles, la cual permitiría a empleados demandar a sus patronos por discriminación.
Bush sería derrotado por el demócrata Bill Clinton en las elecciones de 1992. Para lo bueno y para lo malo, dejaría una huella indeleble en su país y en la historia del mundo.