El enemigo número 1 de la Bahía de Panamá está en tu casa, conoce cómo detenerlo
La planta de tratamiento de aguas residuales para el saneamiento de la bahía lleva 4 años de funcionamiento. Hoy sus encargados piden a la ciudadanía prestar atención en lo que depositan en las alcantarillas. Advierten que el aceite se ha convertido en una amenaza.
Posiblemente usted no sabe que bajo la ciudad corre una red de alcantarillas que buscan colectar todas las aguas residuales o con excretas para ser tratadas antes de llegar al mar. El crecimiento de la ciudad, principalmente de áreas urbanísticas, ha generado una alerta por la cantidad de aceite detectado.
“Tapan la línea y tenemos desbordamientos. Luego, las personas se quejan diciendo que es mal mantenimiento”, explicó Tatiana De Janón, del Proyecto de Saneamiento de la Bahía.
Los 250 kilómetros de alcantarillados que están en la ciudad llegan a este centro donde se procesan 2.7 metros cúbicos de agua por segundo, beneficiando a 1.5 millones de habitantes.
“Otro enemigo de las alcantarillas son las toallitas húmedas que la gente tira al inodoro. Hay que tratar de tirarlas a la basura, todo eso forma una gran bola en las alcantarillas”, señaló Francisco Beltrán, director general de la empresa Suez.
Para Beltrán, cuya empresa maneja la operación de la planta de tratamiento, algunas personas no se imaginan el daño que generan en las alcantarillas con los desechos que arrojan.
Con la finalidad de promover la conciencia ecológica, el Programa de Saneamiento de la Bahía convocó al menos a 200 artistas nacionales de la pintura buscando plasmar un sentido de pertenencia sobre el sistema.
“En la medida que podamos cambiar esos comportamientos vamos a tener una mejor ciudad”, aseguró De Janón.
La obra presentada por el pintor Isaac Gutierres fue la elegida.
“Cuando el ciudadano común escucha de saneamiento se imagina las aguas servidas, pero ese es solo el primer paso del proceso, el resultado final es el agua limpia”, resaltó Gutierres.
El Programa de Saneamiento de la Bahía posee una proyección actual hasta el 2050. Pero depende de la participación ciudadana y que seamos responsables y concientes de lo que arrojamos al drenaje.