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¿Cultivar comida en el patio de la casa o el balcón del apartamento? Sí, es posible y ventajoso

Agricultura en el hogar ¿Cómo puede servir para mitigar la crisis? / Nicanor Alvarado

Marcelo Castillo lleva décadas cultivando todo tipo de plantas comestibles y frutales en el patio de su casa en Los Robles Sur de Don Bosco, en el este de la ciudad capital.

Tiene ñame en tanques de cinco galones, yuca, plátanos y un sinfín de frutas.

“Si uno siembra en su casa, le mete empeño, a un metro de parcela uno puede sacarle cebolla todo el año, ají, pimentón, cebollina”, explicó.

Ahora se dedica a hacer crecer decenas de ellas en un huerto comunitario de Los Robles Sur. Hoy, más que nunca, la agricultura urbana y doméstica parece fundamental: las Naciones Unidas estima que la covid-19 traerá una pandemia de hambre, incluso en las áreas urbanas. Producir parte de lo que comemos puede paliar la crisis.

¿Qué cosas podemos cultivar en nuestras casas o, incluso, en los balcones de nuestros apartamentos?

Según Castillo, romero, culantro, cilantro, hierba buena, albahaca. También en un tanque se pueden sembrar tomate, ají, pimentón y plantas de ají chombo.

“Las plantas solo necesitan sol y agua. El resto, la tierra, muy bien desde el balcón se siembra en potes”, explica Betty Chemier, de la Fundación Huertos Urbanos. Ella también produce en casa. Tiene tomates, espinacas, pepino.

En el huerto comunitario de Coco del Mar este martes plantaban tomate cherry, típico de ensaladas. Si tiene semillas, déjelas germinar por entre 30 y 60 días, y luego siembre la pequeña planta en un lugar que reciba sol por entre seis y ocho horas. Con agua regularmente producirá frutos en mes y medio.

Pero no solo se trata de cultivar en casa: En Don Bosco, un huerto comunitario propone que los barrios populares también puedan aprovechar sus espacios disponibles para generar alimentos para los vecinos.

Lo mismo ocurre hace dos años con este pequeño espacio en Coco Del Mar.

“Los huertos comunitarios fueron una tendencia mucho más grande que hoy después de la segunda guerra mundial. Ahora, la clave es la integración de la comunidad: si no integramos el tejido social a la estructuración, fabricación, cultivo y distribución, va a ser un fracaso”, sostiene el representante del corregimiento de Don Bosco, Guillermo Bermúdez.

“Puedes usar veredas, servidumbre, espacios públicos. Tenemos miles de metros de azoteas expuestas al sol y sin uso que bien se pueden usar para producir alimentos”, reclama Chemier.

Un estudio de la Universidad de Barcelona encontró una relación entre la producción local de alimentos y el incremento de la participación comunitaria, así como la reducción de algunos índices de pobreza en barrios.

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