Más de 100 niños recuperan la audición tras realizarse implantes cocleares
Un niño que no escucha bien, se aísla, se frustra y no se comporta igual a otros infantes, estado que también es transmitido a sus padres.
Ciudad de Panamá/Las cirugías de implante coclear, realizadas en la Caja de Seguro Social (CSS), han rescatado del mundo del silencio a unos 150 niños con pérdida severa auditiva y hoy por hoy estudian y llevan una vida normal.
Un equipo multidisciplinario de salud trabaja para lograr que estos niños puedan integrarse a la sociedad, con un mundo lleno de esperanzas.
Diana Rodríguez, otorrinolaringóloga del Hospital de Especialidades Pediátricas de la CSS, explicó que el niño que no escucha bien, se aísla, se frustra y no se comporta igual a otros infantes, estado que también es transmitido a sus padres.
Francisco Miranda recibió su implante coclear a los cuatro años y hoy, a los 18 años de edad, es estudiante de ingeniería eléctrica en la Universidad Tecnológica de Panamá. Mientras que Lucía Montenegro es una sobresaliente estudiante de tercer grado.
Ambos son apenas dos ejemplos del cambio que representa para un niño que se le devuelva el milagro de la audición y por consiguiente el habla.
“Al darle la oportunidad que pueda escuchar bien, hablar y desenvolverse mejor, el niño tiene otro comportamiento, tiene su grupo de amistades con los que puede convivir y los padres, al ver a su hijo bien, van a estar felices”, subrayó Rodríguez.
“Lo más impactante es ver el encendido de ese niño, ver cómo por primera vez descubre la audición y eso para el médico, los padres y el niño, es algo muy emocionante”, destacó.
Roberto Bravo, otorrinolaringólogo del Hospital Pediátrico de Alta Complejidad y de la Clínica de Hipoacusia o Implante Coclear, dijo que lo más importante es la terapia y el seguimiento del equipo de salud, acompañado de la constancia de los familiares, que al final se traduce “en padres que ven que su hijo ha progresado”.
Recordó que atendió a un bebé, que ya debe ser un adulto, y que ahora habla perfecto. “El estrés que como padre sentí de la mamá y el papá cuando supieron el diagnóstico, y después la alegría cuando el paciente fue implantado, y hoy en día está hablando y respondiendo bien a sus terapias, eso me marcó”, enfatizó.