La corrupción está extinguiendo al Cocobolo
La corrupción es el flagelo que ha estado golpeando a la Dalbergia retusa, mejor conocido como árbol de Cobobolo, especie en peligro de extinción que se encuentra en la selva del Darién.
El Cocobolo es una madera preciosa, que tiene la particularidad de cambiar de color una vez es cortada. Su venta en los mercados internacionales se da por peso, debido a su alto valor.
Ambientalistas temen que si la tala ilegal acaba con la especie, los inescrupulosos puedan atacar a otra, todas especies que habitan en lo profundo de la selva del Darién y las Comarcas.
Lo peor es que quienes la venden no saben su verdadero valor, lo que beneficia a quienes se hacen ricos con esta invaluable madera.
Pedro Hernández, Obispo de Darién, señala que los darienitas (indígenas, negros y campesinos colonos) desconocen el valor del Cocobolo, pero tampoco conocen el valor de especies como Teca y otras propias de Darién. “No conocen lo que les están dando a cambio de nada”, específicó.
Usos del Cocobolo
La codiciada madera se usa para hacer finas incrustaciones en tacos de billar hechos a encargo, elaboración de instrumentos musicales como guitarras y bajos, tableros de autos de lujo, mangos de cuchillos, culatas de rifles, muebles exclusivos y hasta son parte de la restauración de templos milenarios en China.
Camiones van y vienen
Las trochas en la selva para sacar madera se han hecho comunes. Además, en los últimos dos años se ha vuelto costumbre ver gran cantidad de camiones con madera cortada en ruta hacia la ciudad capital.
Heriberto Dorigama es el presidente del Congreso Emberá Wounaan, señala que los grandes beneficiarios con este comercio ilegal son las transnacionales, que compran la madera a bajos precios, pues consiguen el pie tablar a 7 dólares. “Eso incentiva a los comunitarios de bajos recursos a promover la tala ilegal, el hurto de cocobolo”, afirmó.
El trasiego de Cocobolo es un negocio rentable. Entre 15 y 30% del volumen de madera comercializada a escala internacional se obtiene por métodos ilícitos.
Bernardo Ramos, presidente de la Asociación de Madereros, explicó que esto se da porque para el empresario es mucho más rentable “tumbar un árbol, sacarlo y pagar coimas a quien le tenga que dar” porque se sale a un precio que no compite con lo que al final recibe, versus los madereros organizados que cumplen con todos los procesos.
Aceptan que hay corrupción
La fiscal de Delitos Ambientales, Ruth Morcilla, aceptó que se están dando casos de corrupción, pero reveló que hay expedientes en curso no solo por delitos ambientales, sino que también por corrupción de funcionarios de control y administrativos.
“La tala ilegal en Darién se resume a la corrupción rampante que la misma Anam (Autoridad Nacional del Ambiente) reconoce”, aseveró Rita Spadafora, de la Asociación Nacional para la Conservación de la Naturaleza (Ancon). Agregó que no tener certeza de castigo genera el descontrol en el sistema.
La especie de cocobolo panameño es muy cotizada en mercados internacionales de Asia y Europa.
La Autoridad Nacional de Aduanas asegura que se han incautado algunos cargamentos. Yara Chandeck, subdirectora de Logística de la entidad, detalló que se ha incautado madera que sería exportada al mercado asiático, específicamente a China. Algunos de estos cargamentos se declaran como otro tipo de mercancía como chatarra, mientras que otras no tenían la documentación reglamentaria.
Los usuarios finales de los artículos hechos con Cocobolo no se preocupan de donde proviene el producto, y desconocen el daño que se hace al planeta con la tala indiscriminada.
Si seguimos así, acabaremos con todo
Stanley Heckadon, científico del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales aseguró que de seguir con esta mala práctica se acabará el cocobolo. Añadió que quedarán unos cuantos que están ubicados en lo profundo de la selva. El científico asegura que “no es cosa de las autoridades, hay que analizarnos como país”.
Sostén de la economía Emberá
En Darién, los Emberá usan Cocobolo para fabricar esculturas y tallos artesanales. El aserrín se usa para teñir el cogoyo de la chunga, una planta para tejer canastas decorativas y muy apreciadas en mercados internacionales. Ellos no talan los árboles, solo usan algunas de sus ramas para sus artesanías.
Yalenis es artesana. Explicó que hay varios procesos para sacar los colores usando el árbol. Para el color negro, por ejemplo, se cocina el Cocobolo y se mezcla con lodo.
Buena parte de la economía de estas personas proviene de sus artesanías. En las regiones de Wargandí, Mortí, Chocolatal, Chucurtí y Sambú comienza a ser difícil hallar árboles de Cocobolo.
Isilda afirmó que de las artesanías sale la educación de sus hijos. El sueño de ella es que el turismo llegue a la Comarca Emberá.
La realidad no se aleja a la de otras latitudes. En Nicaragua y sureste de Perú, empresas madereras ilegales sacan a los grupos aborígenes del bosque donde habitan y causan que estos se desintegren como comunidades organizadas.
Un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) y la Interpol, denominado “Carbono limpio, negocio sucio” analiza de forma profunda la tala ilegal y las repercusiones sobre las vidas y medios de subsistencia de los que a menudo son los más pobres del mundo, los grupos indígenas.
Los controles estatales son la clave, pero en la mayoría de los casos no existen o son mínimos. Tino Quintana, Cacique Regional, señaló que en la comunidad se han incautado varios cargamentos, pues reconocen que su extracción es ilegal.
La naturaleza y rentabilidad de las mafias organizadas nacionales y transnacionales, corrupción y fraude fiscal, requieren un enfoque especialmente diseñado por parte del sector responsable de la aplicación de la ley.
“Lo que sí es imperdonable es que ya en los puestos de control, se pasen cargamentos ilegales de una madera que sale de Darién y logre llegar al puerto de Balboa en un contenedor y haya vulnerado todos los controles”, afirmó la fiscal Morcilla.
No se pierda mañana, en la segunda entrega de este reportaje, las formas como operan las redes dedicadas al tráfico ilegal del Cocobolo, y su frecuente vinculación a otras redes criminales que operan en la región.