Pobreza infantil: un desafío pendiente en Panamá
Cepal-Panamá
En Panamá, la tasa de pobreza entre los menores de 18 años es considerablemente más alta en comparación con otros grupos etarios.
Ciudad de Panamá, Panamá/Un reciente informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) denominado "Panorama Social de América Latina y el Caribe 2024", describe la situación de pobreza en Panamá, destacando tanto avances como desventajas en el país y en toda la región.
En términos generales, América Latina y el Caribe han experimentado ciertas reducciones de la pobreza en algunos sectores, aunque la pobreza extrema sigue siendo un desafío significativo debido a factores estructurales y fluctuaciones económicas recientes.
En Panamá, al igual que en otros países de la región, persisten barreras importantes que afectan desproporcionadamente a ciertos grupos de la población, quienes se encuentran más vulnerables a condiciones de pobreza debido a factores estructurales y sociales. Esto dificulta una reducción efectiva y sostenida de la pobreza.
La pobreza golpea a grupos indígenas y población infantil
Panamá enfrenta desventajas significativas en la lucha contra la pobreza, en particular para los grupos indígenas y afrodescendientes, que presentan tasas de pobreza mucho más altas comparadas con otros sectores. Por ejemplo, la población indígena tiene una tasa de pobreza 5,5 veces mayor que la población no indígena ni afrodescendiente.
“Las mayores incidencias de la pobreza en la población indígena se observan en Guatemala, Colombia, Nicaragua y Panamá, y las más altas diferencias relativas al comparar la incidencia de la pobreza en la población indígena y en la población no indígena ni afrodescendiente, en Panamá (5,5 veces), el Brasil (3,0 veces), el Ecuador (2,4 veces) y Colombia (2,1 veces)”, se lee en el informe.
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Esta desigualdad se debe, de acuerdo al informe, a limitaciones en el acceso a servicios de educación, salud y oportunidades laborales adecuadas, y se agrava por la falta de políticas públicas que respeten sus particularidades culturales y sociales.
También hay desigualdades en las zonas rurales y territoriales, pues las personas que habitan en áreas rurales experimentan desventajas significativas en comparación con quienes viven en zonas urbanas. La Cepal resalta que las divisiones geográficas juegan un rol crítico en la distribución de la pobreza, con áreas rurales en desventaja en cuanto al acceso a servicios básicos, infraestructura y oportunidades económicas. Esto limita el desarrollo y progreso de las personas en estas áreas, perpetuando el ciclo de pobreza, añade el informe.
Precisamente, otros estudios recientes revelan que en el país, las áreas indígenas y las provincias de Bocas del Toro, Darién, Coclé, Veraguas y Panamá Este son las más afectadas por la pobreza extrema. Además, señala que en Panamá 22.1% de la población tiene ingresos inferiores al 50% de la media.
La pobreza en niños y adolescentes también es preocupante. En Panamá, la tasa de pobreza entre los menores de 18 años es considerablemente más alta en comparación con otros grupos. En 2023, esta tasa es hasta 2,5 veces mayor que la de las personas de 18 a 59 años, lo cual indica que la pobreza infantil es una de las más severas entre los grupos de edad en el país.
“Las mayores diferencias entre las tasas de pobreza de los menores de 18 años y de las personas de 18 a 59 años se verificaban en el Uruguay, Costa Rica y Panamá. Las mayores diferencias entre la pobreza en la infancia y adolescencia y la que afecta a la población de 60 años y más tenían lugar en el Uruguay, el Brasil y Panamá. En 2023, siete países de América Latina presentaban tasas de pobreza en la infancia y adolescencia superiores al 40%. Estas cifras ponen en evidencia una situación que debe ser enfrentada con urgencia, dada la alta vulnerabilidad de los niños, niñas y adolescentes y lo que significa la pobreza infantil por sus efectos presentes y futuros”, destaca el informe.
Añade que "erradicar la pobreza en la infancia y la adolescencia es un imperativo de derechos y un tema medular para avanzar hacia el desarrollo social inclusivo".
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De igual forma, se plantea que la pobreza también incide de manera desproporcionada en mujeres en edad productiva (20 a 59 años), quienes enfrentan barreras adicionales como la desigualdad en el acceso a empleos bien remunerados y la carga de responsabilidades familiares que, a menudo, no se distribuyen equitativamente. Esta condición se refleja en el índice de feminidad de la pobreza, que indica que la pobreza afecta más a las mujeres que a los hombres en Panamá y otros países de la región.
Estas barreras estructurales resaltan la necesidad de políticas públicas más inclusivas y adaptadas a las realidades de cada grupo. Por ello, la Cepal recomienda fortalecer la protección social no contributiva y mejorar la integración de enfoques interculturales y de género en las políticas sociales para reducir estas desigualdades persistentes.
Lea aquí el informe de la Cepal:
Avances en medio de desafíos
Dentro de los avances, el informe plantea que, en los últimos años, América Latina ha visto un leve descenso en la pobreza, influenciado principalmente por el aumento de los ingresos del trabajo asalariado y las transferencias públicas en algunos países, como ayudas de emergencia y pensiones no contributivas.
En Panamá, aunque se observan algunos avances en la reducción de la pobreza general, las mejoras no han alcanzado a todos los sectores de la población de manera equitativa. El país disminuyó la tasa de pobreza general del 18,5% en 2014 al 15,6% en 2021, mientras que la pobreza extrema se redujo del 8,0% al 5,7% en el mismo período. Sin embargo, en 2022 aumentó al 6,6%, afectando a aproximadamente 287,000 ciudadanos.
La Cepal señala que Panamá ha logrado disminuir la pobreza a través de políticas de transferencia y una leve mejoría en el ingreso laboral. La pobreza total en el país bajó al 14,3% en 2023, lo cual es una mejora respecto a años anteriores. Destaca que estas mejoras se apoyan en programas de protección social no contributiva, que ofrecen transferencias a los sectores más necesitados, y en incrementos en los ingresos laborales en ciertos sectores.
Durante y después de la pandemia de Covid-19, las transferencias públicas (incluyendo pensiones no contributivas y ayudas directas) fueron fundamentales para contener la pobreza extrema y general. Estas ayudas permitieron, de acuerdo al informe, que la brecha de pobreza (la diferencia entre el ingreso de los hogares pobres y la línea de pobreza) disminuyera, especialmente entre los sectores más vulnerables.
Sin embargo, la Cepal destaca que Panamá necesita políticas más inclusivas y sostenibles para consolidar estas mejoras y reducir la vulnerabilidad económica de sus grupos más desfavorecidos.
Contexto regional
A nivel regional, la Cepal destaca que la pobreza en América Latina baja al 27.3% en 2023 y registra su menor tasa desde 1990. Pero además señala que la pobreza afecta desproporcionadamente a las mujeres, especialmente a aquellas en edad laboral, y a los habitantes de áreas rurales, lo cual amplía las brechas de pobreza según género y ubicación geográfica.
A pesar de los avances en protección social no contributiva, las altas tasas de informalidad laboral limitan la efectividad de estas políticas para erradicar la pobreza de manera sostenible. La Cepal enfatiza la necesidad de mejorar la cobertura y suficiencia de los sistemas de protección social, una tarea pendiente en toda la región y particularmente desafiante en Panamá.
Así las cosas, la situación de pobreza en Panamá refleja tanto los avances moderados en algunos sectores como los desafíos estructurales que limitan la reducción de la pobreza, especialmente para los grupos más vulnerables. Las políticas de protección social y los programas de desarrollo son esenciales para combatir estas desigualdades, aunque se requiere un enfoque más específico y sostenido para abordar la pobreza en la infancia, la población indígena y afrodescendiente, y para mitigar las brechas de género en ingresos y acceso a oportunidades.