La Cámara de Comercio se suma al llamado a que se reabran las escuelas con un sistema híbrido
“El país no puede esperar más por una transformación de su sistema educativo que haga posible la realización personal y profesional de sus actuales y futuras generaciones, acorde con las corrientes de modernización y las realidades sociales”. Esta fue la posición planteada la Cámara de Comercio e Industrias de Panamá (CCIAP) en abril de 2019, de cara a la campaña electoral, y hoy, más que nunca, el gremio mantiene su posición, subrayando que debe ser una prioridad el retorno a la actividad en las aulas con una planificación que contemple la atención integral de la situación por la que atraviesan miles de estudiantes en este país.
El gremio en su artículo Cámara Opina plantea que, así como se ejecuta un plan de vacunación que abarca a la mayoría de la población, debe existir uno para el reintegro de los estudiantes a las aulas de clases, que incluya escuelas piloto tanto en el sector oficial como en el sector particular, que inicien en el primer trimestre de este año lectivo implementando protocolos de bioseguridad ante el COVID-19 y creando las condiciones necesarias para una actividad académica segura.
La CCIAP se suma al llamado de la Sociedad Panameña de Pediatría, que ha indicado que “la aplicación de las vacunas aparece como una esperanza real” a fin de que la comunidad educativa retome las actividades regulares de forma presencial.
Algunos centros educativos particulares han mostrado interés en implementar un sistema híbrido inicial, en el cual grupos de estudiantes se turnen entre la asistencia presencial y la modalidad virtual, con la participación del grupo conjunto, unos desde el aula y los otros desde sus hogares y viceversa. Los centros que estén listos para hacerlo deben servir de prueba y preparación para la incorporación de todo el sistema de manera programada.
Los expertos han señalado que la educación presencial especialmente cuando va acompañada de medidas preventivas y de control presenta tasas de transmisión de COVID-19 más bajas en comparación con otros entornos, y esta apertura no parece haber contribuido significativamente a los riesgos de transmisión a la comunidad en general. Así lo han entendido países como Costa Rica, donde han iniciado el año escolar de forma presencial y en Estados Unidos, donde el Centro de Prevención y Control de Enfermedades instó a reabrir las escuelas.
Bien lo ha señalado Unicef, desde el año pasado hasta el inicio del año escolar 2021, habrá niños con más de 15 meses de no asistir a la escuela, y es muy probable que muchos no regresen. Ante esto, es crítico lograr la identificación, ubicación, reinserción de estudiantes en todo el territorio nacional para asegurar su protección, nutrición, salud y educación.
El retorno seguro y gradual a la escuela debe tener un enfoque de gestión de riesgo y análisis del contexto de cada comunidad educativa. Lograr reinsertar y retener a los alumnos asegura atención enfocada en los derechos humanos, de niños, niñas y adolescentes en situación de vulnerabilidad, debido a que 1 de cada 3 se encuentran en situación de pobreza multidimensional. Su participación en el proceso enseñanza aprendizaje es la oportunidad de una movilidad económica y social.
En Panamá, la deuda con la educación lleva décadas. La actual administración gubernamental se comprometió a hacer de la situación educativa del país una prioridad, la estrella le llamaron. Si no actuamos pronto, le hacemos un daño irreparable a nuestra niñez y juventud, al desarrollo sostenible y la competitividad del país a largo plazo.