Bernal sobre situación de universidades: 'Ganan $4 mil y no enseñan, ni investigan'
Reelección en la Unachi
La modificación a la Ley que reorganiza la Universidad Autónoma de Chiriquí (Unachi), que, entre otros aspectos busca la reelección de su autoridad rectora, vuelve a poner sobre el tapete el “clientelismo” que se ha desatado en las universidades oficiales del país, destacó el catedrático Miguel Antonio Bernal.
Para Bernal no hay nada peor para la academia, que se reemplace la investigación y educación, por la reelección por todos los vicios que ello trae y que lleva a que la universidad abandone su misión, objetivo y razón de ser y se convierta en un “nido de funcionarios inescrupulosos”, que han abandonado absolutamente los propósitos universitarios.
“En la Unachi se ha caído en una serie de canonjías burocráticas, clientelismo y un grave nepotismo que no ha sido investigado por las autoridades”, enfatizó.
En este sentido, sostuvo que esta casa de estudios superiores lleva casi cerca de 20 años que no se le realiza un audito por parte de la Contraloría General de la Nación.
Continuó señalando que el clientelismo ha tergiversado todo y ha abierto las compuertas de la demagogia convirtiendo a la universidad en una especie de sucursal de la asamblea; en el caso de la Unachi la cantidad de parientes o familiares de los diputados es enorme.
“Esto lo revela el mismo hecho de quien presentó el proyecto que ha traído más división de lo que hay a la ley universitaria”, recalcó.
Indicó que, de acuerdo con la ley, las universidades deben nombrar y despedir y por el contrario se está nombrando y despidiendo según el capricho de quién está al mando de la universidad, sin que se cumplan los concursos de catedra, los tiempos de horario que hay que darles a los profesores.
Lo más grave, señala Bernal, es que esto trae conflictos dentro de la universidad, pero no por problemas académicos, es porque “quieren posiciones burocráticas, con 4 mil y 6 mil dólares de salarios con gente que, a la hora de la hora, ni enseña, ni investiga, ni trabaja y al final son los estudiantes los afectados”.
Ley orgánica general universitaria
Bernal destacó que, por ejemplo, en el caso de la Universidad de Panamá, se había logrado en 1991, la no reelección de los rectores, hasta que lograron gracias a los diputados que en el caso de esta casa de estudios la relección fuera permanente y ahora se cae en el mismo abismo con la Unachi, que ya cambió su ley; la única que se ha quedado fuera de ley en cuanto a reelección es la Universidad Tecnológica de Panamá.
El catedrático reafirmó que, si hubiese seriedad legislativa, se impusiera una ley orgánica de universidades que regiría para todas, sean estas públicas o privadas.
“Las elecciones en la universidad se han convertido en un mar de clientelismo, con prácticas partidocracias ajenas a lo que tiene que ser la academia”, advirtió.