Basura en las costas, amenaza para el medioambiente
Las comunidades establecidas en las numerosas islas del país, entre ellas, Portobelo en la provincia de Colón y Taboga en la provincia de Panamá, no tienen forma para procesar o disponer la basura que producen, siendo una fuente permanente de contaminación de mares y océanos.
La basura es una amenaza para Portobelo, luego de ser catalogado como Patrimonio Mundial de la Humanidad otorgada por Unesco.
Cálculos municipales aducen que recolectar la basura en este distrito de tan sólo 12 mil habitantes cuesta a final de mes $8 mil dólares. La recaudación para financiar esta actividad apenas logra la mitad.
Los problemas en Portobelo son heterogéneos. Muchos están indiferente de lo que ocurre con la basura.
Hace varios siglos atrás, para la época de la conquista española, Portobelo llegó a ser el sitio más importante del atlántico. Vivía entre riquezas y comercio. Ahora todo eso ha quedado en los libros de historia. La basura se ha convertido en su mayor problema.
Carlos Chavarría tiene dos décadas frente a este Municipio, todos los proyectos que ha emprendido fracasaron. Dice que la gente y el Gobierno tienen parte de la responsabilidad de esta desdicha.
Taboga
Este sitio que recibe miles de turistas todo el año, esconde una bomba de tiempo para el ecosistema.
Para ser sinceros el vertedero colapsó, señaló el Alcalde del distrito. “Ya no tenemos donde depositar basura, estamos haciendo un esfuerzo para mantener el pueblo limpio”.
Las moscas y gallinazos abundan. Al igual que las latas y plásticos. Visto desde el aire, este vertedero ya roza las aguas.
La Fundación MarViva maneja cifras sorprendentes sobre los desechos que son arrojados al mar.
En las aguas panameñas se encuentran mayormente latas y anillos de plástico cuya descomposición tardan hasta 400 años.
Según el administrador de la Autoridad de Aseo Urbano y Domiciliario (AAUD), Eladio Guardia, se han evaluado otras opciones como transportar la basura en barcazas hasta la ciudad capital, así como, pequeñas plantas de tratamiento que se replicará en muchas islas.
La solución más viable entre los expertos para detener los daños al ambiente, es el reciclaje.
Realidad en nuestras costas
Los peces y mariscos capturados en la bahía de Panamá, están contaminados por la basura que arrojamos al mar. Si los comemos, afectan nuestra salud.
La basura arrojada al océano Pacifico cubriría una extensión equivalente a dos veces el territorio de Estados Unidos.
Ocho millones de toneladas de basura son arrojados al mar cada año.
Los desechos son parte de la cadena alimenticia de la fauna marina, que a su vez, forma parte de la alimentación de los humanos. La contaminación de los mares es la contaminación de nuestra comida.
La basura acumulada en nuestras costas, invade y destruye los manglares. El manglar es la sala de maternidad de la fauna marina.
Desaparecido el manglar, queda rota la cadena alimenticia, disminuye la población de peces. Sin peces, no habrá pescadores.
Con información de Fernando Martínez e Isaias Cedeño.