Más de 109 mil migrantes cruzaron el tapón de Darién en el primer trimestre de 2024

Ciudad de Panamá/Controlada en gran parte por el 'Clan del Golfo', una de las organizaciones criminales más violentas de la región, el tapón de Darién sigue siendo el camino utilizado por miles de migrantes que salen de diferentes continentes con el objetivo de llegar a Norteamérica, a pesar de las restricciones que recientemente impuso el estado de Texas con el cual buscan evitar el ingreso de migrantes irregulares.

Las autoridades de Panamá ya han advertido que gran parte del flujo ya no es 'humanitario', sino que los delincuentes se han aprovechado de la situación, y se ha convertido en la salida de los que huyen de la justicia de sus países e intentan ingresar a través de esta vía.

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Desde el inicio del año hasta el final de marzo de 2024, un total de 109,069 migrantes irregulares han atravesado la casi impenetrable selva del tapón de Darién, según datos proporcionados por el Ministerio de Seguridad. Esta cifra refleja una continua y alarmante crisis migratoria en la región, con un flujo constante de decenas de personas desesperadas por mejorar sus condiciones de vida.

Lejos de disminuir el ingreso de personas por esta zona limítrofe, los números revelan una tendencia constante en el flujo migratorio a lo largo de los meses.

En enero, 36,001 personas se adentraron a través de los peligros de la selva, seguidas por 37,165 en febrero y 35,903 en marzo. Estas cifras ponen de relieve la persistente lucha de aquellos que huyen de la pobreza, la violencia, la falta de oportunidad y la persecución en busca de un futuro más prometedor.

La nacionalidades con mayor ingreso durante el 2024 son: venezolana con 69 mil 568, ecuatoriana con 8,912, haitiana con 7,253 y colombiana con 7 mil 030.

El tapón de Darién, una densa selva que separa a Colombia de Panamá, representa uno de los obstáculos más difíciles en el viaje de muchos migrantes. La región es conocida por sus condiciones extremas, que incluyen terreno escarpado, ríos caudalosos, peligros naturales y la amenaza constante de grupos criminales y traficantes de personas.

Las autoridades locales y las organizaciones humanitarias luchan por hacer frente a esta creciente crisis. Se han implementado medidas para brindar asistencia básica y atención médica a aquellos que llegan exhaustos después de días, e incluso semanas, de viaje a través de la selva.

La situación cada vez plantea desafíos mayores, tanto para los países de tránsito como para aquellos que intentan administrar los flujos migratorios, como lo es en el caso de Panamá, quien debe utilizar grandes recursos económicos para brindar atención humanitaria a los que llegan a este punto.