Violencia sexual, LGBT+ y mujeres: 5 claves para entender el sínodo sobre el futuro de la iglesia católica
El papa Francisco abre el miércoles en el Vaticano la 16ª Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, el punto culminante de una amplia consulta mundial sobre el futuro de la Iglesia católica, en la que quiere instaurar un funcionamiento menos piramidal.
A continuación cinco apuntes sobre este evento:
Una consulta de fondo
Durante dos años, los alrededor de 1.300 millones de católicos del mundo han sido invitados a expresar su visión sobre la Iglesia y sobre cuestiones como la acogida de las personas LGBT+ y las divorciadas, la poligamia, el matrimonio de los sacerdotes, el lugar de las mujeres en la institución o la lucha contra la pederastia.
"Es un gran espacio de reflexión de la Iglesia, sobre su manera de ser y de proceder", resume para la AFP el sacerdote italiano Giacomo Costa, secretario especial de esta asamblea.
Durante cuatro semanas, los 464 participantes, 365 de ellos con derecho a voto, se reunirán diariamente en el Vaticano, repartidos en grupos de reflexión en cinco idiomas. Entre ellos hay 54 mujeres. El resultado de estos trabajos será entregado al papa, que podrá tenerlo en cuenta para introducir medidas en el gobierno de la Iglesia mundial.
Para "tener un tiempo de discernimiento más importante", el papa decidió dividir la asamblea de este sínodo en dos tiempos, con una segunda sesión plenaria en octubre de 2024.
Violencia sexual, LGBT+ y mujeres
En un documento de trabajo publicado en junio, el Vaticano presentó las cuestiones que iban a ser discutidas: acogida de las personas LGBT+ y de las divorciadas, poligamia, sacerdotes casados, lugar de las mujeres en la Iglesia, violencia sexual, entre otros. Es la primera vez que el Vaticano aborda tantas carpetas sensibles de una forma tan abierta.
"Hay cuestiones sobre las que ya estamos todos de acuerdo, como el lugar de las mujeres en la Iglesia, que debe repensarse. ¿Pero cómo? Después hay otras cuestiones en las que no estamos de acuerdo en el fondo. Habrá que preguntar a teólogos, expertos, sociólogos", explica Giacomo Costa.
También se prestará una atención especial a la cuestión de la ordenación de hombres casados, un tema sobre el que el papa reculó en 2019.
"En una época no podíamos pronunciar la palabra 'homosexual'. Ahora tenemos sobre la mesa cuestiones que conciernen a la homosexualidad", confía una fuente del Vaticano, que destaca esta "toma de conciencia".
"Hay cuestiones sobre las que ya estamos todos de acuerdo, como el lugar de las mujeres en la Iglesia, que debe repensarse. ¿Pero cómo? Después hay otras cuestiones en las que no estamos de acuerdo en el fondo. Habrá que preguntar a teólogos, expertos, sociólogos".
Voto de mujeres y laicos
El sínodo es una institución consultiva creada por el papa Pablo VI en 1965 en el marco del Concilio Vaticano II que se reúne regularmente en asambleas. Después de los sínodos sobre la familia (2014 y 2015), la juventud (2018) y la Amazonía (2019), Francisco dio un paso histórico en la Iglesia católica y por primera vez permitirá el voto de mujeres y laicos no consagrados.
"Es un cambio total respecto a Pablo VI: esta vez se convoca al pueblo de Dios y no a los representantes", revela a la AFP un observador del Vaticano. "Entre los obispos hay una cultura eclesiástica. Con los laicos, esta no funcionará: no se van a contentar con buenas palabras, habrá exigencia en el procedimiento, en la voluntad de cambio, en la eficacia", agrega.
Una agenda cargada
Durante cuatro semanas, los 464 participantes, 365 de ellos con derecho a voto, se reunirán a diario repartidos en 35 grupos de reflexión en cinco idiomas (inglés, italiano, español, francés y portugués). Los trabajos se dividirán en cuatro módulos.
Es de destacar la participación de dos obispos chinos en el contexto de la delicada relación entre la Santa Sede y la República Popular, que se basa en un acuerdo secreto firmado en 2018 sobre el nombramiento de obispos.
El sínodo comenzará y culminará con una misa presidida por el pontífice en la basílica de San Pedro y estará marcado por tiempos de oración. El Vaticano decidió limitar las comunicaciones sobre el contenido de estas discusiones en este periodo.
Riesgo de desacuerdos
La asamblea permitirá calibrar los equilibrios de fuerza dentro de la Iglesia sobre los desafíos de la institución. Especialmente de cerca se seguirá la posición del clero alemán, radicalmente distintas a las del Vaticano. La Iglesia provocó un pulso con Roma al reclamar al papa que "reexaminara" la cuestión del celibato de los sacerdotes y la ordenación de mujeres.
"En el sínodo no hay lugar par ala ideología", alertó Francisco a principios de septiembre, que el domingo insistió en la importancia del diálogo y de "caminar juntos".
Estos trabajos permitirán calibrar los equilibrios de fuerza sobre estos desafíos, especialmente en el seno de la Iglesia alemana, que ha revelado posiciones radicalmente distintas a las del Vaticano.
"No estamos para reinventar otra Iglesia. Hay que prestar atención: el diálogo no es fácil, necesitamos árbitros", dijo a la AFP monseñor Christophe Pierre, un cardenal creado el sábado por el papa.
"Muchos llegan con sus ideas, con su agenda. De acuerdo, está bien (...) Pero esto no es un parlamento: no votaremos unos contra otros. Se trata de estar juntos", añadió.
En una plegaria con representantes de otras confesiones cristianas en la plaza San Pedro, el papa pidió que el sínodo sea "un lugar donde el Espíritu Santo purifique a la Iglesia de las murmuraciones, las ideologías y las polarizaciones" y animó a sus participantes a "caminar juntos".