La leyenda del 'hombre del tanque' de Tiananmén

Este viernes se cumplen 32 años de las protestas de la plaza de Tiananmén en 1989. Lo primero que salta a la mente cuando recordamos la fecha es el “hombre del tanque” también llamado “el rebelde desconocido”.

La imagen de un individuo pequeño e indefenso frente a la amenazante columna de tanques le dio la vuelta la mundo.

El momento fue captado por cuatro fotógrafos desde los balcones del Hotel Beijing ubicado a 200 metros de la plaza: los estadounidenses Jeff Widener para la agencia Associated Press y Charlie Cole de la revista Newsweek; el británico Stuart Franklin para la Magnum Photos y el hongkonés Arthur Tsang para la agencia Reuters.

La fotografía de Widener es la más reconocida y tiene una historia. Como la noche anterior, había sido agredido por la policía china, que le confiscó el material de la represión contra los estudiantes, el fotógrafo decidió esconder el carrete de la foto del hombre del tanque en la cisterna de inodoro, fue así como la fotografía sobrevivió al registro de su habitación y posteriormente fue titular en cientos de periódicos y revistas de diarios y noticiarios en todo el mundo.

En abril de 1989 la revista Time incluyó al hombre del tanque en su lista de las cien pesonas más influyentes del siglo XX.

¿Qué fue lo que pasó?

El incidente tuvo lugar en la avenida Chang’an a unos 200 metros de distancia de la plaza de Tiananmén, que lleva a la Ciudad Prohibida en Pekín, el 5 de junio de 1989, un día después de que el gobierno chino empezase a reprimir violentamente una serie de protestas portagonizadas por estudiantes y activistas que pedían mayores libertades democráticas y respeto a los derechos humanos.

Mientras los tanques se le aproximaban, el hombre se mantuvo solo y de pie, sosteniendo dos bolsas, una en cada mano. Mientras los tanques iban disminuyendo la marcha, él hacía gestos para que se alejaran.

Entonces, el tanque situado en la cabeza de la columna intentó sortearlo, pero el hombre se interpuso repetidamente en su camino. Tras esto, los tanques se detuvieron y el individuo subió encima del primer tanque y sostuvo una conversación con el conductor.

No se sabe realmente qué fue lo que dijo, pero se le adjudican frases como "¿Por qué están aquí? Mi ciudad es un caos por su culpa"; "Retrocedan, den la vuelta y dejen de matar a mi gente", o "Váyanse".

La grabación muestra cómo varios hombres vestidos de civiles conducen al hombre entre la multitud, mientras los tanques seguían su camino. Se sospechan que eran, en realidad, policías vestidos de civiles.

¿Quién era el hombre del tanque?

Poco se sabe de la identidad de este hombre. El tabloide británico The Sunday Express publicó que su nombres era Wang Weilin, un estudiante de 19 años, pero esa información no ha podido ser comprobada.

Desde entonces muchas historias, algunas contradictorias, se han contado alrededor del destino del personaje.

En el 2005 la revista Newsweek afirmó que según Charlie Cole, fotógrafo enviado, el hombre fue arrestado allí mismo por la Oficina de Seguridad Pública.

Mientras que en una confrencia en 1999 en el President´s Club, Bruce Herschensohn, antiguo colaborador del expresidente de Estados Unidos Richard Nixon, afirmó que fue ejecutados dos semanas más tarde.

Otros rumores aseguran que fue fusilado meses después de los incidentes de Tiananmén. También que huyó y vive en Taiwán.

Por otra parte, la periodista canadiense Jan Wong sostiene que el hombre aún vive escodido en China, en su libro El blues de la China Roja: mi larga marcha desde Mao hasta ahora.

Sin embargo, el gobierno de la República Popular China ha hecho pocas aclaraciones sobre el incidente. Una de ellas fue en 1992 cuando la periodista Barbara Walter entrevistó al entonces Secretario General del Partido Comunista Chino Jiang Zemin quien afirmó que no le habían matado.

Dentro de China, la imagen fue usada por el gobierno como símbolo del cuidado de los soldados del Ejército Popular de Liberación para proteger al pueblo chino, ya que a pesar de las órdenes de avanzar, el conductor del tanque rechazó hacerlo si eso implicaba dañar a un solo ciudadano.

El hombre del tanque fue presentado como un delincuente social, un símbolo de los irresponsables y oportunistas alborotadores que aparecieron durante las protestas de Tiananmén y como un posible agente provocador de los gobiernos occidentales.