La tensión de los políticos brasileños por la confesiones de Odebrecht
Recelo, inquietud, parálisis, son palabras que usan los políticos brasileños y sus asesores para describir las horas previas a la nueva ola de investigaciones sobre corrupción que se avecina, basadas en la confesión de exejecutivos de Odebrecht.
El poder de daño de los cerca de 900 testimonios judiciales sobrevuela al gobierno conservador del presidente Michel Temer, que busca impulsar una espinosa reforma de las jubilaciones ante un Congreso que concentra su atención en distintas iniciativas para amnistiar delitos ligados a la financiación de campañas.
"Este viernes es el último momento de calma antes de la crisis política que viene y que se va a prolongar por varios meses. Y es un momento muy malo para la credibilidad política, que en Brasil nunca fue muy alta", dijo a la AFP el sociólogo y autor político Alberto Almeida, del Instituto Análise.
"Ya tuvimos grandes escándalos, pero todos se resolvieron dentro del mundo político. Ahora hay un conflicto entre el mundo político y el poder judicial y esa posibilidad ya no existe", añadió.
El choque se agrió aún más luego de que el Supremo Tribunal Federal (STF) aceptó esta semana juzgar al senador Valdir Raupp, hombre fuerte del PMDB (centroderecha) de Temer, por entender que había indicios de ilegalidad en el origen de unas donaciones registradas, sin embargo, según lo establece la ley.
Con ese fallo, la corte suprema extendió las sospechas sobre la llamada "Caja 2", dinero no declarado para financiar actividad política, hacia la "Caja 1", donde se contabilizan las donaciones legales.
Ahora nada está fuera del escrutinio de la Operación Lava Jato, sobre los sobornos en Petrobras, o de alguna investigación conexa.
Un asesor parlamentario que conoce el caso Raupp dijo que "la decisión del STF dejó al mundo político estremecido".
El clima en Brasilia antes de las denuncias que presentará el fiscal general Rodrigo Janot podría atentar contra las intenciones de Temer de empujar sus reformas: "Cada vez que viene una nueva ola de Lava Jato, el Congreso para", dijo un funcionario de la Cámara de Diputados que pidió no ser identificado.
Terreno movedizo
Con la economía sumergida en la peor recesión de la historia, Temer repite como un mantra que su prioridad es sacar al país de la hondonada y crear empleos. Pero las filtraciones de algunas delaciones de la constructora Odebrecht lo salpicaron directamente, junto a varios de sus principales asesores.
Temer sucedió a su compañera de fórmula Dilma Rousseff luego de que esta fuera destituida en 2016 por adulterar las cuentas públicas y completará el mandato de la presidenta izquierdista, hasta fines de 2018.
La admisión de Odebrecht de que entregó cientos de millones de dólares en sobornos a políticos, dentro y fuera de Brasil, es una espada de Damocles que amenaza con la cárcel a numerosos políticos y tiene además potencial para anular el resultado de la elección presidencial de 2014, ganada por Rousseff-Temer.
"Hay alboroto en Brasilia en función de estos nuevos pedidos de investigación por la fiscalía y es natural que el ambiente político esté alterado (...) Hay que moverse con mucho cuidado en este terreno movedizo", reconoció este viernes el juez de la corte suprema Gilmar Mendes al canal Globonews.
La Operación Lava Jato (lavadero de autos) destapó una trama de corrupción en la estatal Petrobras, expoliada por políticos y constructoras para financiar campañas. Los desvíos de fondos públicos superaron los 2.000 millones de dólares.
Con tanto en juego, el futuro de uno de los mayores casos de corrupción del mundo no está asegurado.
"Creo que hay riesgo de un retroceso (...), como ese intento de una amnistía", dijo el juez Sergio Moro, que dictó numerosas condenas de reclusión en este caso, entre ellas la de Marcelo Odebrecht, exCEO de la empresa que lleva su apellido, sentenciado a más de 19 años.
"Hay muchas investigaciones en curso. Habrá que ver cuál es el destino de ellas", completó en una entrevista con el diario Valor.