Temer afirma que la corrupción le restó tiempo al Gobierno y al propio Brasil

El presidente brasileño, Michel Temer, participa en un evento de Navidad con estudiantes de escuelas públicas hoy, viernes 22 de diciembre de 2017, en el Palacio Alvorada de Brasilia (Brasil). / EFE
Efe
22 2017 - 10:53

El presidente brasileño, Michel Temer, afirmó hoy que las constantes denuncias de corrupción, incluso las que le afectaron directamente, le restaron "tiempo" al Gobierno y al propio país para avanzar este año en las reformas necesarias.

"La corrupción y las denuncias, incluso las dirigidas contra mí, perjudicaron mucho al Gobierno" y "al propio país", pues "se perdió mucho tiempo", declaró el mandatario en una rueda de prensa, en la que aún así reafirmó su "optimismo" de cara al 2018.

"En mayo, cuando surgieron esas denuncias contra mí", que "luego resultaron falsas e injuriosas", estaba "todo listo en el Congreso para que se aprobara la reforma del régimen de jubilaciones", dijo el presidente sin ocultar cierto malestar.

Las acusaciones fueron formuladas por los propietarios del grupo cárnico JBS, hoy en prisión, y llevaron a la Fiscalía a presentar dos denuncias contra el mandatario, en un primer caso por corrupción y posteriormente por obstrucción a la justicia y asociación ilícita.

Ambas fueron rechazadas por la Cámara de Diputados, que tiene la potestad constitucional de autorizar o no un juicio contra un jefe de Estado en ejercicio del poder, pero aún así mantuvieron a las cámaras legislativas casi paralizadas durante unos cuatro meses.

Temer también lamentó el fuerte impacto que esas denuncias y los recurrentes escándalos de corrupción tuvieron en su propia imagen y en la del Gobierno, cuyas tasas de aprobación cayeron a unos mínimos históricos del 3 %, aunque una reciente encuesta indicó que cerrarán el año con una ligera recuperación, situadas en un 6 %.

"Eso no es poco. Nuestra popularidad aumentó un 100 %", bromeó el mandatario al comentar esas encuestas y el hecho de que el apoyo al Gobierno "se ha duplicado" en los últimos meses.

Sin embargo, insistió que en su gestión no tiene como meta ser "popular", sino impulsar reformas estructurales cuya importancia "tal vez no sea percibida ahora", pero que son "indispensables" para la plena recuperación económica del país.

"No somos populistas", reafirmó Temer, quien ratificó que ahora la principal tarea del Gobierno es articular fuerzas en el Congreso para lograr que, en febrero próximo, tras un receso parlamentario que comenzó esta semana, se apruebe la reforma de las jubilaciones.

La propuesta del Ejecutivo endurece el acceso a esos beneficios y está justificada en la necesidad de combatir un crónico déficit del sistema de previsión social, que, según dijo en la misma rueda de prensa el ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, consume hoy "el 50 % de los presupuestos".

Meirelles explicó que, según los cálculos de su despacho, si no se aprueba la reforma, dentro de una década esa tasa será del 80 % y el Gobierno quedará en una situación tal que deberá decidir si "paga las jubilaciones o invierte en otras áreas, como salud o educación".

Esa reforma, de acuerdo con el ministro de Hacienda, "dejó de ser un asunto de opinión. Ya no es estar a favor o en contra. Es un asunto numérico, porque las cuentas no cierran", enfatizó.

De cara al 2018, que sumergirá al país en el proceso que llevará a las elecciones de octubre próximo, Temer reiteró que el Gobierno seguirá trabajando en la consolidación de la recuperación económica que comenzó este año, tras la grave recesión del período 2015-2016.

El mandatario transmitió un "mensaje de optimismo" apoyado en la clara mejoría de todos los datos macroeconómicos y previó incluso que el candidato presidencial con más posibilidades de victoria será "aquel que apoye las reformas" que su Gobierno ha promovido.

Entre ellas citó el control del gasto público a través de una ley y una polémica flexibilización de las leyes laborales, rechazada en pleno por los sindicatos y que provocó este año las primeras dos huelgas generales que el país vivió en dos décadas, pero aún así fue aprobada por el Parlamento.

"La mayoría de la sociedad comprende ahora que las reformas son necesarias", declaró Temer, quien consideró que en las elecciones de 2018 los brasileños se inclinarán por un candidato "moderado", pues "el mundo de hoy ya no quiere saber de extremos".

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