Curitiba amanece en calma con baja expectativa de recibir a Lula

El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva saluda a simpatizantes en su llegada a la Corte de Justicia Federal en Curitiba, Brasil este miércoles 10 de mayo. / AFP/ Instituto Lula
Efe
07 2018 - 08:45

La ciudad de Curitiba, en el sur de Brasil, donde Luiz Inácio Lula debería ingresar en prisión, amaneció hoy en un clima de total normalidad.

A las puertas de la Superintendencia de la Policía Federal de Curitiba, situada en la zona norte de la capital paranaense, solo hay un nutrido grupo de medios de comunicación, nacionales e internacionales, que esperan la llegada del exmandatario.

La sede de la Policía está cerrada hasta lunes y por el momento no hay ningún tipo de refuerzo o dispositivo especial; solo algunos guardas de seguridad y la veintena de reclusos que hay en el interior del recinto, siete de ellos por el caso de corrupción en Petrobras, por el que fue condenado Lula.

Por el momento, tampoco hay manifestantes ni a favor ni en contra del exjefe de Estado (2003-2010), aunque se espera la presencia de estos últimos a lo largo del día de hoy como ya ocurrió en la víspera, cuando medio centenar de personas se concentraron al grito de "Lula, ladrón, tú lugar es la prisión".

Lula, que no se pronuncia públicamente desde el jueves por la noche, cuando el juez federal Sergio Moro decretó su ingreso en prisión, pasó nuevamente la noche a unos 400 kilómetros de Curitiba, en el sindicato de los metalúrgicos, en la región metropolitana de Sao Paulo, arropado por cientos de simpatizantes.

El exgobernante tuvo la oportunidad, según determinó Moro en su auto, de entregarse de manera voluntaria a las autoridades hasta las 17.00 hora local (20.00 GMT) de este viernes, pero se atrincheró en el sindicato donde se formó políticamente.

Está previsto que el presidente más popular de la historia de Brasil asista en las próximas horas a una misa en memoria de su esposa, Marisa Leticia, que se oficiará cerca del sindicato.

El mandatario no ha desvelado sus planes, pero según el diario Folha de Sao Paulo, habría negociado entregarse a las autoridades tras asistir a esa ceremonia religiosa.

Moro, encargado en primera instancia de las investigaciones del caso Petrobras, condenó a Lula en julio de 2017 a 9 años y 6 meses de prisión al dar por comprobado que obtuvo un apartamento en la playa a cambio de beneficiar a la constructora OAS con contratos de la petrolera estatal.

La condena fue aumentada en enero pasado a 12 años y 1 meses por un tribunal de segunda instancia, que además determinó su ingreso en prisión una vez agotados los recursos en esa corte.

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