Corte suprema de Brasil mantiene a juez al frente de caso contra Bolsonaro por trama golpista
El juez Luis Roberto Barroso determinó que la alegación de que Moraes sería víctima de los hechos investigados "no conduce a un impedimento automático", como había pedido la defensa del expresidente (2019-2022).
La corte suprema de Brasil negó este viernes un recurso del expresidente Jair Bolsonaro y mantuvo en sus funciones al juez que investiga al ultraderechista por un supuesto intento frustrado de golpe de Estado en 2022.
Al tiempo que supervisa la investigación sobre el presunto plan golpista, el magistrado Alexandre de Moraes del Supremo Tribunal Federal (STF) figura, al igual que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, como víctima de un supuesto esquema para asesinarlo.
Bolsonaro tuvo "pleno" conocimiento de ambos planes, de acuerdo con la investigación policial difundida en noviembre y que ha sido pasada a la Fiscalía General para decidir si acusa penalmente al expresidente.
El juez Luis Roberto Barroso determinó que la alegación de que Moraes sería víctima de los hechos investigados "no conduce a un impedimento automático", como había pedido la defensa del expresidente (2019-2022).
"Porque los crímenes de abolición violenta de Estado democrático de Derecho y tentativa de golpe de Estado tienen como objetivo la colectividad, y no una víctima individual", apuntó el magistrado en su decisión.
Ocho de los 11 magistrados del STF votaron en coincidencia con Barroso, durante una sesión virtual. El juez André Mendonça, nominado por Bolsonaro, votó en contra. Moraes se recusó.
Los señalamientos sobre Bolsonaro están incluidos en un informe de 884 páginas de la Policía Federal, realizado tras dos años de investigación, que apunta a la existencia de un plan de golpe de Estado en 2022 para impedir la asunción de Lula.
En octubre de ese año, el izquierdista Lula había ganado las elecciones al ultraderechista Bolsonaro.
Además de Bolsonaro, la policía también recomendó inculpar a otras 36 personas por los hechos indagados, entre ellas, varios militares y asesores cercanos al expresidente.
Según la investigación, a Moraes le hicieron tareas de seguimiento. Además del juez y Lula, también planificaban el asesinato del entonces vicepresidente electo, Geraldo Alckmin.
El exmandatario acusa a Moraes, a quien considera su enemigo político y un "dictador", de actuar fuera de "la ley" para impedir su regreso al poder.