Chilenos se suman a los bomberos para batallar contra el fuego

Chilenos se suman a los bomberos para batallar contra el fuego / AFP
Afp
26 2017 - 20:21

"Todos somos bomberos", advierten los voluntarios que incesantemente se sumaban este jueves al combate de las llamas desbocadas que recorren cerros y quebradas en el centro y sur de Chile, transformando en cenizas todo a su paso.

"Salimos a ayudar con lo que tenemos, palas, ramas, todo sirve", para cortarle el paso a las llamas, dice a la AFP Erika Diarrusua.

Erika llegó desde Curicó, en la región del Maule, a la vecina Hualañé pala en mano y decidida a brindar apoyo a los bomberos y rescatistas de la Corporación Nacional Forestal (Conaf) que hace semanas trabajan día y noche para frenar la peor tragedia forestal en la historia de este país, mortificado sobre todo por los terremotos.

Pese al esfuerzo, ya son casi 230.000 las hectáreas aniquiladas por la ola de incendios que vive el país, y que ha causado diez víctimas mortales.

"Esto es un infierno, hemos estado cerca del fuego salvando casas, nos hemos sacado la cresta (esforzado)", comenta a la AFP Leonardo Parra, mientras aguarda para salir a combatir un foco que amenazaba Hualañé. "Es triste ver la impotencia de las personas, entregadas al fuego, están solas y en segundos el fuego les destruye todo".

Las llamas arrasaron en la madrugada de este jueves más de mil viviendas en la localidad de Santa Olga, también en el Maule, de donde fueron evacuadas más de 4.000 personas. No se produjeron víctimas mortales.

Un lago entre llamas

Llico, uno de los exclusivos balnearios que circundan el lago Vichuquén, vivió momentos inquietantes la tarde de este jueves.

Fastuosas residencias, en su mayoría de veraneo, debieron ser evacuadas al verse amenazadas por las lenguas de fuego que devoraron varios kilómetros de vegetación en lo alto de los cerros.

Desafiando la densa nube de humo, vecinos de la zona colaboraban con los socorristas para humedecer las viviendas y retirar de su alrededor las ramas y cualquier material que pueda ser pasto de las llamas.

Estamos en el "infierno, el caos, llevamos 11 días y ya está bueno que pare. Hoy quería descansar pero no puedo quedarme en casa viendo por la tele", comentó a la AFP Fernando Calquin, un constructor de 38 años que se sumó a las operaciones de combate de los incendios. "Quería descansar, estoy agotado, llevo siete días trabajando".

En bicicleta y con una mascarilla en su boca, César, de 25 años, transita los pinos de su casa en Vichuquén hasta Llico buscando explicación al espectáculo dantesco de esta otrora pintoresca región.

"Estamos luchando para que no se queme Vichuquén", dice el joven estudiante que reconoce que la zona siempre estuvo expuesta a incendios forestales, pero que la magnitud de los actuales es algo nunca visto.

Con el naranja de las llamas y el gris del humo dominan la escena, los peores incendios en la historia de Chile no dan tregua y siguen avanzando hacia el sur dejando a su paso la devastación.

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