Bolsonaro dice que Greenwald no será deportado pero ironiza con su detención
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, negó este sábado que el periodista estadounidense Glenn Greenwald vaya a ser deportado, pero ironizó con su posible detención, tras el escándalo por la publicación en The Intercept de mensajes que ponen en tela de juicio la imparcialidad de la operación Lava Jato.
El mandatario ultraderechista defendió la ordenanza firmada por el ministro de Justicia, el exjuez Sergio Moro, blanco de las filtraciones en The Intercept, que permite la deportación "sumaria" de extranjeros considerados "peligrosos".
Bolsonaro afirmó a los periodistas en Río de Janeiro que los sospechosos de delitos procedentes de otro país tienen que ser "enviados fuera de Brasil": "No soy xenófobo, pero en mi casa, entra quien quiero. Y mi casa, en este momento, es Brasil".
Pero para la oposición brasileña, la medida de Moro es una "clara amenaza" hacia Greenwald, a quien el exanalista de la CIA Edward Snowden reveló los programas de espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de Estados Unidos en 2013.
Si bien, Bolsonaro aclaró que el editor de The Intercept nunca podría encuadrase en esta norma porque "está casado con otro hombre (el diputado federal David Miranda, que es brasileño) y tiene hijos adoptados en Brasil".
"Pícaro, pícaro, para evitar un problema de ese tipo, uno se casa con otro pícaro, o no se casa y adopta un niño en Brasil. Él (Greenwald) no se va, puede estar tranquilo. Tal vez sea preso aquí en Brasil, no va a serlo fuera, no", ironizó el presidente.
Desde junio pasado, The Intercept viene publicando polémicas series de mensajes que revelaron conversaciones entre el entonces juez Sergio Moro y fiscales de la Lava Jato, la mayor operación anticorrupción de la historia de Brasil.
Transmitidos vía Telegram, los mensajes sugieren que, de forma ilegal, Moro, hoy ministro en el Gobierno de Bolsonaro, coordinó acciones de la Lava Jato que llevaron al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva a la cárcel por un caso de corrupción.
La Policía Federal inició una investigación sobre el origen de esas filtraciones y el martes de esta semana detuvo a cuatro sospechosos de 'hackear' los teléfonos móviles de, al parecer, unas mil autoridades, entre fiscales y jueces y políticos de alto nivel, incluyendo los de Bolsonaro.
Uno de esos 'hackers', identificado como Walter Delgatti Neto, confesó a la Policía que pirateó los celulares de varias autoridades hasta llegar a los de los procuradores de la Lava Jato y que después le dio los mensajes a Greenwald sin editarlos, ni recibir nada a cambio.
La polémica aumentó todavía más después de que, en medio de la investigación, de carácter sigiloso, el propio Moro avisó a algunas autoridades que habían sido víctimas del ataque de los 'hackers' y que el material obtenido en sus celulares de manera ilegal sería destruido.
Ante eso, el Partido de los Trabajadores (PT), que Lula lidera desde la cárcel, entró con una acción ayer en la Corte Suprema para denunciar que el hoy ministro cometió un delito de abuso de autoridad y de violación de secretos, además de querer destruir pruebas de una investigación en curso.
En este caso, Bolsonaro aseguró este sábado que "la decisión de una posible destrucción" del material aprehendido por la Policía Federal "no es" de Moro.
"Moro no hará nada que la ley no permita hacer. Ahora, fue un pirateo delictivo", garantizó para después añadir que el puesto de Moro como ministro de Justicia no está en riesgo.
"Entrar en la privacidad de las personas, romper el sigilo sin autorización judicial también es delito. Y romper el sigilo sin autorización judicial para privilegiar un medio de comunicación también es delito. Publicar informaciones mentirosas y después, a pesar de saber que son mentirosas, no retractarse también es delito", defendió el mandatario.