El Papa suplica a la Virgen de Fátima esperanza y paz para la humanidad
El papa Francisco suplicó a la Virgen de Fátima que conceda la "esperanza y la paz" que necesita toda la humanidad, durante la homilía que pronunció en el santuario portugués donde acudió para celebrar el centenario de las apariciones marianas.
En esta ceremonia, el papa también proclamó santos a los dos niños pastores, Jacinta y Francisco, que junto con su prima Lucía fueron testigos de las apariciones.
"Gracias por haberme acompañado. No podía dejar de venir aquí para venerar a la Virgen Madre, y para confiarle a sus hijos e hijas", afirmó Francisco ante los cientos de miles de personas que se congregaron en la explanada del santuario.
Y agregó: "Bajo su manto, no se pierden; de sus brazos vendrá la esperanza y la paz que necesitan y que yo suplico para todos mis hermanos en el bautismo y en la humanidad, en particular para los enfermos y los discapacitados, los encarcelados y los desocupados, los pobres y los abandonados".
También exhortó a una "movilización general contra esa indiferencia que nos enfría el corazón y agrava nuestra miopía".
"No queremos ser una esperanza abortada. La vida sólo puede sobrevivir gracias a la generosidad de otra vida", subrayó.
Al hablar de las apariciones de las que se cumplen hoy 13 de mayo cien años, el papa argentino explicó que la Virgen "no vino aquí para que nosotros la viéramos: para esto tendremos toda la eternidad, a condición de que vayamos al cielo, por supuesto".
Según Jorge Bergoglio, aunque "advirtiéndonos sobre el peligro del infierno al que nos lleva una vida -a menudo propuesta e impuesta- sin Dios y que profana a Dios", lo que hizo con sus apariciones es "recordarnos la Luz de Dios".
"Queridos Peregrinos, tenemos una Madre. Aferrándonos a ella como hijos, vivamos de la esperanza que se apoya en Jesús", agregó.
Describió a la Virgen como "un ancla" donde fijar "nuestra esperanza en esa humanidad colocada en el cielo a la derecha del Padre".
"Que esta esperanza sea el impulso de nuestra vida. Una esperanza que nos sostenga siempre, hasta el último suspiro".
El papa también citó en su homilía a los ya santos "san Francisco y santa Jacinta Marto, a quienes la Virgen María introdujo en el mar inmenso de la Luz de Dios, para que lo adoraran".
"De ahí recibían ellos la fuerza para superar las contrariedades y los sufrimientos", dijo.