El rey de España pide entender 'el enfado' de los damnificados de las inundaciones

En tanto, el presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, envió un mensaje diciendo que comprende "el sufrimiento" de los afectados.

Los reyes de España tuvieron que ser evacuados de una de las zonas afectadas por las inundaciones en Valencia / AFP
AFP - Agencia
03 2024 - 20:00

"Asesinos", "hijos de puta"... Así fueron recibidos los reyes de España y el presidente de Gobierno Pedro Sánchez a su llegada a Paiporta, una de las localidades en la comunidad autónoma de Valencia arrasada por las inundaciones. Algunos lanzaron lodo, otros vociferaron desgarrados entre lágrimas por qué nadie les avisó de que el barro iba a arrasarles la vida y por qué la ayuda ha demorado tanto en llegar. El ambiente llegó a ponerse tan hostil que el cuerpo de seguridad tomó la decisión de evacuarlos del lugar ante la furia de los afectados.

Horas después, desde el centro de coordinación de las tareas de rescate, en la que estaba también el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, Felipe VI pidió entender la reacción de la gente "por lo mal que lo han pasado", según se pudo ver en un video difundido por la Casa Real en la red social X. "Hay que entender el enfado y la frustración de muchas personas", dijo.

A unos metros del destrozado Auditorio Municipal, donde se habilitó un lugar entre los escombros para recibir los donativos, cientos de personas se arremolinaron sobre una decena de coches oficiales. Cinco días después de la riada que destruyó parte de la provincia de Valencia, las autoridades realizan su primera visita oficial. Pero para los vecinos de Paiporta, donde los muertos ya son más de 70, ya es demasiado tarde.

"¿Cuántos muertos hay?, ¿Cuántos muertos hay?", gritaban los vecinos enfebrecidos a la comitiva, que pronto tuvo que abandonar el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, y el jefe del ejecutivo regional, Carlos Mazón, por la violencia. "¡El presidente es un perro!", gritaban en alusión a Sánchez. Finalmente, solo pudieron avanzar caminando los Reyes de España, a los que trataban de proteger un cordón de seguridad desbordado.

"No son muertos, son asesinatos", increpó otros jóvenes. Un hombre, entre lágrimas, les gritó que se fueran de su pueblo, mientras los agentes empujaban a una multitud por momentos fuera de control. Hubo resbalones y conatos de cargas. Y mucha indignación.

Con la chaqueta manchada de barro, y la cara y el pelo salpicados por esta sustancia viscosa que engulló el pueblo, el Rey pudo seguir avanzando unos pasos. "Si hubieran venido el primer día y se hubieran puesto las botas, el pueblo los hubiese apoyado", le recriminó un joven con una chaqueta amarilla, que logró acercarse hasta el Rey. "Felipe, hay gente muerta por ahí", le lanzó al monarca, que asintió con el gesto grave mientras trataba de darle explicaciones.

Unos metros más adelante, la reina Letizia, con la frente y la nariz manchadas de fango, escuchaba conmocionada a una chica y se lleva las manos a la cara. "Hay niños muertos, no tenéis vergüenza", les gritaba a lo lejos un hombre entre lágrimas.

"¡Fuera de nuestro pueblo!"

Indignados por una desgracia llena todavía de interrogantes, los vecinos del cinturón sur de Valencia se sienten solos. Han pasado cinco días desde la furiosa ola marrón que les sorprendió y a la que todavía no encuentran respuestas. A muchos aquí en Paiporta la alerta por el temporal -que en esta localidad de más de 25.000 habitantes no dejó una gota de lluvia- les llegó cuando el agua que desbordó el barranco les llegaba ya a la cintura. "¡Fuera de nuestro pueblo!", gritan indignados a las autoridades.

La mayor furia, sin embargo, es contra el presidente del gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, y el jefe del ejecutivo regional, el conservador Carlos Mazón, a los que apenas se les vio por Paiporta. "¿Dónde está Pedro Sánchez, Pedro Sánchez dónde está?", coreaban los vecinos con la voz rasgada.

"Nos vais a olvidar"

Tras transitar a pie parte de lo que hace unos días era una de las avenidas de la ciudad, convertida ahora en un cementerio de escombros, coches arrasados y calles enfangadas, los Reyes trataron de subirse a sus vehículos. No lo consiguieron a la primera y retrocedieron, para nerviosismo de su equipo de seguridad. Finalmente, tras conversar con más vecinos que lograron acercarse, la comitiva abandonó la ciudad, que vuelve a su nueva realidad de destrucción, barro y búsqueda por los vecinos que todavía les faltan.

"Han venido aquí todos a proteger al rey y no están dejando pasar a los que de verdad vienen a proteger las calles", lamentó Adrián García, quien como muchos de los habitantes de esta dinámica provincia mediterránea, ahora arrasada, jamás olvidará la noche del martes. "Vi cómo se arrancaba la pasarela de cuajo. Hemos tenido que salvar ancianas, policías, y yo. No había ley", recordó con la voz temblorosa.

Con la hamburguesería en la que trabajaba ahora destruida, y meses de reconstrucción por delante, el futuro se ve muy lejano hoy con los pies sumergidos en el barro de Paiporta. "En una semana, nos vais a olvidar todos", lamenta.

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