En su recta final, la COP26 busca cómo financiar la lucha contra el cambio climático
La financiación de la lucha contra el cambio climático atascaba este sábado la conclusión de la COP26 de Glasgow, tras una noche y mañana febriles, con 24 horas de retraso respecto a la agenda.
En lugar de sentarse para una reunión plenaria, los ministros y delegados de casi 200 países discutían incansablemente en pequeños grupos dentro de la sala de la asamblea.
El presidente de la COP26, el británico Alok Sharma, que los había convocado, se dio por vencido y anunció un breve receso para dar un último empujón a los equipos, a los que agradeció las "noches sin dormir" para sacar adelante un documento.
"Espero que los colegas aprecien que lo que está sobre la mesa (...) es colectivamente un paquete que realmente hace avanzar las cosas para todos", afirmó.
Luego advirtió, con tono firme: la COP26 "se terminará esta tarde (hora local)".
- Con uñas y dientes -
Los países en vías de desarrollo, en especial los más vulnerables al calentamiento del planeta, luchan con uñas y dientes para que en esta conferencia se den montos y plazos concretos para la financiación en los próximos años.
Además, quieren que aparezca claramente cómo se va a desarrollar todo el delicado asunto de las compensaciones por daños y pérdidas, un capítulo que concierne a Estados, grandes multinacionales (como las petroleras) y aseguradoras.
Y en los debates se tiene que decidir también si se menciona específicamente los combustibles de origen fósil, y de qué manera, algo que no ha sucedido nunca en la conferencias del clima de la ONU.
"En este último borrador falta la financiación para daños y pérdidas. No es un accidente. Los países ricos no quieren pagar por los perjuicios que han causado", criticó Mohamed Adow, director para energía y clima del centro de análisis Power Shift Africa.
"Estoy en desacuerdo. Vamos a escuchar lo que tienen que decir. La Unión Europea tiene la voluntad de ayudar y construir puentes", había declarado el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, antes de entrar en la plenaria.
"Estados Unidos tiene que apoyar a los más vulnerables en la cuestión de las pérdidas y los daños. No pueden seguir eludiendo esta cuestión. Tampoco puede hacerlo la Unión Europea. Es razonable que estos países pidan más apoyo y financiación cuando los impactos climáticos les están afectando tanto", dijo a la AFP la directora ejecutiva de Greenpeace, Jennifer Morgan.
- Alarmismo de los científicos -
Desde el Acuerdo de París de 2015, el alarmismo ha crecido y el mundo se dirige a una situación "catastrófica" si no se toman medidas drásticas, insisten los científicos.
El objetivo fijado en París hace seis años era que el aumento de la temperatura media global no llegue a +2 ºC, e idealmente se sitúe en un máximo de 1,5 ºC.
Para ello hay que elevar el nivel de ambición, imponer más recortes en la emisión de gases de efecto invernadero, planear un cambio radical del modelo energético.
En el último borrador la mención de los combustibles fósiles era aún más débil que en el texto anterior, donde se pedía a los países "acelerar la eliminación progresiva del carbón".
El texto pide también "reconocer la necesidad de apoyo para una transición justa", es decir, cómo ayudar a los países más pobres que aún dependen de los combustibles fósiles para que descarbonicen sus economías.
Y llama asimismo a acelerar los planes nacionales de reducción de emisiones y presentar nuevos objetivos para finales de 2022, tres años antes de lo previsto.
Pero los países ricos no han podido regularizar los 100.000 millones de dólares anuales que supuestamente tenían que recibir los países vulnerables desde 2020. Y esa cifra era tan solo una base.
Los países en desarrollo quieren que el dinero que vayan a recibir a partir de ahora sea, en líneas generales, repartido a partes iguales en mitigar el cambio climático (reducir las emisiones de gases de efecto invernadero) y en adaptarse a lo que se viene (por ejemplo, mediante presas, diques en las costas, etc).
La discusión parecía orientarse hacia la creación de grupos de trabajo, abrir espacios de consulta, una puerta de escape habitual en este tipo de foros multilaterales.
"Lo que este texto está intentando hacer es tapar agujeros y echar a andar un proceso", en especial en el tema de las finanzas para adaptación, explicó Hellen Mountford, del World Resources Institute.
También están sobre la mesa de negociación la manera como se contabilizan las emisiones, las normas de transparencia, de control mutuo.
Además, la comunidad internacional debe dar un paso adelante en los denominados mercados de carbono, es decir, la forma en que negocian permisos de contaminación, una fórmula que sin embargo despierta críticas en algunas organizaciones no gubernamentales, y comunidades indígenas.
Para numerosos países latinoamericanos, como los que comparten la enorme cuenca amazónica, también es importante la noción de pagos por servicios ecológicos, es decir, por preservar la selva, pulmón del planeta.