Pueblos originarios denuncian efectos del plástico para la salud
Smith-White indica que su comunidad llevaba mucho tiempo "presionando para que se mejorara la normativa" sobre sustancias químicas en los manantiales y, más recientemente, sobre las emisiones de benceno.
Representantes de pueblos originarios de varios continentes se esforzaron en hacer saber en las negociaciones de Corea del Sur sobre un acuerdo mundial para frenar la contaminación por plástico que, para ellos, no se trata solo de proteger el medio ambiente. Se trata de salvar vidas.
Caleb Justin Smith-White, de 33 años, atribuye a la producción de plástico una serie de muertes por leucemia en su comunidad chippewa, de unos 2.000 habitantes, del pueblo autóctono aamjiwnaang, en la provincia canadiense de Ontario.
"No tenemos estudios que puedan vincular estos cánceres; somos una comunidad demasiado pequeña para que se puedan realizar de manera efectiva" y "no tenemos dinero" para llevarlos a cabo, afirmó, durante las discusiones en la ciudad surcoreana de Busan.
Pero su mensaje de que el plástico es perjudicial coincide con el de una coalición de científicos presentes en las negociaciones.
"Los peligros conocidos y emergentes para la salud constituyen un problema sanitario mundial grave y en evolución", advirtieron.
La región donde vive Smith-White, cerca de la ciudad de Sarnia, es llamada irónicamente "valle de la petroquímica".
Varios gigantes industriales como Imperial Oil, Shell y Suncor Energy trabajan allí con las sustancias químicas requeridas para producir plástico.
INEOS, uno de los mayores productores de estireno, componente del poliestireno, anunció a principios de año que en 2026 cerraría su fábrica instalada desde los años 50 en esa zona.
Smith-White indica que su comunidad llevaba mucho tiempo "presionando para que se mejorara la normativa" sobre sustancias químicas en los manantiales y, más recientemente, sobre las emisiones de benceno.
"No fuimos nosotros quienes cerramos INEOS", afirma. Lo que ocurrió, prosigue, es que "ellos decidieron que no valía la pena invertir en esa planta para adecuarla a las normas que exigíamos".
- "Crisis de salud pública" -
Los daños denunciados van de la creciente incidencia de enfermedades otrora raras a la multiplicación de aldeas sumergidas por residuos plásticos, por falta de medios para tratarlos.
El plástico "está por todas partes, en las calles, alrededor de las casas", contó Prem Singh, del grupo indígena Tharu, del oeste de Nepal.
"No tenemos vertedero" y el ganado vacuno y caprino se lo está comiendo, relató a AFP.
"Muchos vertederos están situados en nuestros territorios, lo que obliga a la gente a emigrar a las ciudades, tratando de sobrevivir", señala igualmente la chilena María Soledad Mella Vidal, de la Alianza Internacional de Recicladores.
Pamela Miller, directora ejecutiva de una ONG del estado estadounidense de Alaska de combate contra los productos tóxicos (ACAT), alerta sobre una "crisis de salud pública".
"Vemos una crisis de cáncer en muchas comunidades indígenas con las que trabajamos en Alaska", afirma Miller, que vincula esa situación a la extracción de combustibles fósiles usados en la fabricación de plásticos y a la creciente ingestión de ese material.
Una médica brasileña de Sao Paulo, Thais Mauad, invitada por Greenpeace, presentó un estudio que reporta la detección de microplásticos incluso en el cerebro humano.
Aunque todavía no está claro hasta qué punto esas partículas son dañinas, numerosos estudios relacionan su presencia con una serie de problemas de salud.
De las cerca de 16.000 sustancias químicas que se utilizan o se encuentran en el plástico comercial, más de un cuarto se consideran potencialmente peligrosas para la salud humana, según la Coalición de Científicos por un Tratado Eficaz sobre el Plástico.
Entre los problemas de salud asociados se encuentran "la infertilidad, la obesidad y las enfermedades no transmisibles, como la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y muchos tipos de cáncer", afirma el grupo.
"No hay duda" de que las sustancias químicas del plástico "afectan a la salud humana", sostiene Jane Muncke, toxicóloga ambiental del Instituto Federal Suizo de Tecnología en Zúrich.
La especialista denuncia en particular una "relación tóxica" entre los alimentos industriales ultraprocesados y los envases de plástico.
Un estudio publicado en junio por la revista The Lancet mostró que uno de cada diez nacimientos prematuros en Estados Unidos está asociado a la exposición de mujeres embarazadas a los ftalatos, un lñiquido que se usa en la elaboración de plásticos, cosméticos y pinturas.
Durante los debates de Busan, sin embargo, diplomáticos de países productores de petróleo opuestos a cualquier tratado coercitivo (Rusia, Arabia Saudita, etc.) no dudaron en afirmar públicamente que el plástico no era peligroso para la salud.
Esto obligó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a salir de su habitual reserva para publicar una nota que rectifica ciertos comentarios.
Las negociaciones terminaron este domingo sin un acuerdo.
"Varias cuestiones críticas aún nos impiden lograr un acuerdo general. Estas cuestiones no resueltas continúan siendo espinosas y hará falta más tiempo para resolverlas de forma eficaz", declaró el embajador ecuatoriano, Luis Vayas Valdivieso, que preside el proceso.