El príncipe Andrés está 'horrorizado' ante las noticias del caso Epstein
El príncipe Andrés, hijo de la reina Isabel II, está "horrorizado" ante las recientes publicaciones relacionadas con el caso del fallecido Jeffrey Epstein, imputado por tráfico sexual de menores, indicó este lunes Buckingham Palace.
En un comunicado, la residencia oficial de la soberana británica se refirió hoy a unas imágenes que datan de 2010, publicadas este domingo por el tabloide Daily Mail, en las que se ve al duque de York dentro de la mansión de Nueva York del empresario norteamericano, y despidiéndose de una joven que abandona la vivienda.
Epstein, de 66 años, fue hallado muerto en una celda mientras aguardaba a la celebración del juicio que se iba a celebrar por cargos contra él de tráfico sexual de menores.
"El duque de York se ha quedado horrorizado por las recientes publicaciones sobre los supuestos delitos de Jeffrey Epstein", señaló la nota.
"Su alteza real deplora la explotación de cualquier ser humano y sugerir que él condonaría, participaría o alentaría cualquier conducta de este tipo es horroroso", agregó la casa real británica.
El pasado día 13, el Palacio de Buckingham difundió un primer comunicado en el que negaba "categóricamente" las acusaciones de abuso sexual vertidas sobre el príncipe tras desatarse el escándalo.
El neoyorquino Epstein fue fotografiado a menudo junto con famosos y políticos como el expresidente de Estados Unidos Bill Clinton o el actual mandatario de ese país, Donald Trump.
El hermano de Carlos de Inglaterra y Epstein se conocieron en la década de los 90 mediante una amiga en común llamada Ghislaine Maxwell, hija de Robert Maxwell, un exitoso empresario de la prensa.
En los años posteriores, se les pudo ver de vacaciones en los mismos lugares e, incluso, el príncipe invitó a Epstein a la casa de campo de la familia real británica en Sandringham y al castillo de Windsor.
Después de que el magnate fuera juzgado en 2008 y saliera de prisión en 2010, ambos fueron fotografiados juntos en Nueva York, lo que obligó al príncipe a pedir disculpas, a declarar que había roto su relación con el imputado y a dimitir de su cargo de representante del Reino Unido para el Comercio Exterior.