66 periodistas asesinados en 2014 y "mayor barbarie" contra ellos
Sesenta y seis periodistas fueron asesinados en el mundo en 2014, según el balance anual publicado este martes por Reporteros Sin Fronteras (RSF), que denuncia que la "barbarie" y la "instrumentalización" arrecian en la violencia contra la prensa, como demuestran las decapitaciones grabadas.
Las cifras del Balance de la Violencia contra Periodistas 2014 de RSF son elocuentes: 66 periodistas fueron asesinados en el mundo, 119 secuestrados, 178 encarcelados, 853 detenidos, 1.846 amenazados o agredidos y 139 debieron exiliarse.
La organización de defensa de la libertad de prensa, con sede en París, señala que, pese a que este año hubo un leve descenso en el número de periodistas asesinados en el ejercicio de su profesión (66, en 2014; 71, en 2013), la violencia contra la prensa "se ha transformado", los asesinato se cometen "con mayor barbarie", se "instrumentalizan" con fines de propaganda, y "los secuestros aumentan considerablemente con el objetivo, de quienes los perpetran, de impedir que exista una información independiente y de disuadir las miradas exteriores".
"La decapitación de periodistas en 2014 muestra la magnitud de la violencia que se ejerce contra los testigos molestos", recalca RSF.
A los 66 periodistas asesinados en 2014, hay que añadir "19 periodistas-ciudadanos" y "11 colaboradores de medios de comunicación" también asesinados.
Dos tercios de esos 66 periodistas murieron en "zonas de conflicto, como Siria", que RSF señala como el país "más mortífero para los periodistas", los territorios palestinos, el este de Ucrania, Irak y Libia.
El Balance de RSF da cuenta, asimismo, del aumento "de asesinatos de mujeres periodistas: seis casos frente a los tres registrados el año pasado". Esas periodistas murieron en República Centroafricana, Irak, Egipto, Afganistán y Filipinas.
RSF SEÑALA A MÉXICO, VENEZUELA Y COLOMBIA
Ningún país latinoamericano figura en las listas elaboradas por RSF de los cinco países donde se asesina y se encarcela más a los periodistas, pero la organización recuerda el asesinato del periodista Luis Carlos Cervantes en Colombia y el "de una netciudadana que había sido secuestrada por hombres armados" en México.
En cambio, México figura en quinto lugar en la lista de países con más periodistas secuestrados, con tres casos, por detrás de Ucrania (33), Libia (29), Siria (27) e Irak (20). En total, 119 periodistas fueron secuestrados en el mundo en 2014 y 40 de ellos lo siguen estando. La cifra de secuestros de profesionales de la información registró un aumento del 30% con respecto a 2013(87).
Por su parte, Venezuela figura en segundo lugar en la lista de cinco países con más periodistas amenazados o agredidos, con 134 casos, por detrás de Ucrania (215). "Este año diversos países fueron escenario de manifestaciones, en ocasiones muy violentas, en las que numerosos periodistas fueron agredidos, incluso golpeados por los manifestantes o las fuerzas del orden. En Venezuela, el 62% de las agresiones a periodistas durante las protestas masivas fueron cometidas por la Guardia Nacional Bolivariana", afirma RSF.
Venezuela figura, asimismo, en la lista de países que registraron mayor número de detenciones de periodistas, en ésta en quinto lugar, con 34 casos, detrás de Ucrania, Egipto, Irán y Nepal. Aunque "las detenciones son ataques contra la libertad de información cuya gravedad no puede compararse a la de los asesinatos o secuestros prolongados", constituyen "obstáculos" para el trabajo de los periodistas y "en ocasiones intimidaciones violentas, inadmisibles", señala RSF.
En 2014, "por lo menos 853 periodistas profesionales fueron detenidos" en el mundo.
Finalmente, el departamento colombiano de Antioquia figura en quinto lugar de las zonas más peligrosas del mundo para los periodistas, por detrás de los territorios controlados por el grupo Estado Islámico (Irak y Siria), el este de Libia, la región de Baluchistán (Pakistán) y las regiones de Donetsk y Lugansk (Ucrania).
"En el departamento de Antioquia (noroeste de Colombia), informar es una labor de alto riesgo, en especial si se investigan temas como la corrupción o el crimen organizado. Bandas criminales paramilitares siembran el terror, a veces en complicidad con las autoridades locales. Estos grupos no dudan en difundir listas negras en las que aparecen los nombres de periodistas a asesinar. Amenazas, agresiones y homicidios se multiplican en medio de un clima de casi total impunidad", denuncia RSF.