¿Estado o partido? La Venezuela "clientelar" de Maduro al servicio de su campaña
Venezuela
Caracas, Venezuela/Desde colchones, zapatos y tazas sanitarias hasta viviendas y canchas públicas: el presidente venezolano Nicolás Maduro aspira a un tercer mandato de seis años y su comando de campaña confluye con el aparato de gobierno y los recursos del Estado.
Maduro prometió 70 obras públicas hasta el 28 de julio, todo un simbolismo: el número representa la edad que cumpliría su antecesor Hugo Chávez en esa fecha, que coincide con la elección presidencial en la que el chavismo se juega su continuidad tras un cuarto de siglo en el poder.
Su rival es aún una incógnita ante la inhabilitación política de la dirigente opositora María Corina Machado, que se niega por ahora a nombrar a un sucesor y recorre el país para formar pequeños "comanditos" que le den estructura a su campaña.
"Acupuntura"
El gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) proclamará a Maduro como candidato en un congreso el viernes, una formalidad. Está en campaña desde hace semanas, aunque formalmente arrancará el 4 de julio.
Maduro ha multiplicado sus apariciones en público, algo que hasta hace poco era una excepción. La escena del presidente saliendo por la ventanilla a la capota de su vehículo para saludar a seguidores que se lanzan contra el vehículo se repite ahora todos los días por la TV estatal.
"Es una patrón que claramente forma parte de la campaña", explica a la AFP Ricardo Ríos, analista de entorno y presidente de la firma Poder y Estrategia. "No son actos masivos, no van a tomar el riesgo y hacen esta campaña de acupuntura con apariciones muy puntuales", que normalmente tienen que ver con actos de gobierno.
Más de 4 millones de militantes decidieron el fin de semana por aclamación la postulación de Maduro, sin que nadie asomase otro nombre, pese a los bajos niveles de popularidad que le dan las encuestas.
Venezuela "clientelar"
Maduro lanzó hace una semana el programa social Gran Misión Hugo Chávez para enfrentar la "desigualdad horrorosa y triste de la guerra económica y las sanciones" internacionales, que usa para justificar todos los problemas del país.
"Chávez nos enseñó a ver más allá", dijo el mandatario que en tiempos electorales refuerza el culto a la personalidad del expresidente que lo ungió para relevarlo antes de su muerte en 2013.
El espectro de esta 'misión' es amplio: Maduro prometió entregar 6,2 millones de pares de zapatos y un millón de colchones. Habló de "resolver los problemas que existen en al menos 55.000 viviendas" con bloques, cemento y piezas sanitarias.
"Es parte de una dinámica muy latinoamericana y particularmente venezolana, ese carácter clientelar para utilizar los recursos públicos en campaña electoral para favorecer su parcialidad política", señala Ríos.
La primera obra por esta misión fue entregada el viernes pasado: un centro deportivo en el estado Falcón (noroeste).
"Es bochornoso y terrible", dice a la AFP Magalli Meda, jefa de campaña de Machado. "Que se preparen porque millones de venezolanos van a ejercer su derecho al voto para cambiar finalmente un Estado que no funcionó y fracasó".
Los "comanditos"
Machado ha organizado su campaña en torno a los "comanditos", improvisadas agrupaciones de vecinos, amigos o familiares en todo el país. Meda asegura que van más de 4.500 hasta ahora.
"Esto es una campaña sin plata", asegura. "Esto es una campaña que está llevando la gente porque entendimos que ya tenemos muchos años en esto y no lo vamos a solucionar a punta de panfletos, vallas y publicidad".
Machado, que arrasó en las primarias de octubre pasado, no para de recorrer el país e insiste que va "hasta el final". Pero la postulación oficial de candidatos cierra el 25 de marzo, en apenas 13 días.
La dirigencia se ha mostrado firme a favor de su candidata, pero, históricamente frágil y fácilmente divisible, los pedidos por un sustituto son cada vez más frecuentes.
"Cualquier escenario en el que tú tengas un candidato que no sea de mentira es un peligro para Maduro", explica Luis Vicente León, director de la firma Datanálisis. "Su problema no es María Corina, es su popularidad".