El juicio político a Trump pierde fuerza tras la falta de coraje de Mueller
La falta de coraje del testimonio ante el Congreso de Estados Unidos de Robert Mueller, el fiscal especial de la trama rusa, dejó este jueves a los demócratas sin una estrategia clara para someter a un juicio político al presidente Donald Trump quien ya presume de haber conquistado la victoria.
El día después del testimonio de Mueller evidenció las fracturas dentro del Partido Demócrata, donde una minoría en el ala más progresista insistió en la necesidad de someter a un juicio político a Trump, mientras la líder de la mayoría en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, desechó esa posibilidad.
Pelosi compareció ante la prensa horas después de que Mueller testificara este miércoles ante dos comités del Congreso y reiteró su posición: no lanzará un proceso de destitución (impeachment) contra Trump hasta que los demócratas no tengan un "caso tan fuerte" que obligue a los republicanos a unirse a la causa.
"Si tuviéramos un caso de juicio político, entonces ese sería el lugar al que iríamos. La razón por la que quiero que tengamos un caso fuerte es porque debe estar basado en los hechos. Debe estar basado en los hechos y la ley, eso es lo que importa. No la política, no el partidismo, solo el patriotismo", manifestó.
Unos 90 de los 235 demócratas que ocupan los 435 asientos de la Cámara de Representantes han pedido el inicio de un juicio político a Trump. La congresista Lori Trahan, del estado de Massachusetts, ha añadido su nombre a quienes piden la destitución.
Sin embargo, aunque el proceso prospere en la Cámara de Representantes, donde los demócratas tienen mayoría, los republicanos han prometido bloquearlo con su mayoría en el Senado.
Los números no dan para destituir a Trump y, por eso, el presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara Baja, el demócrata Adam Schiff, pidió este jueves a sus compañeros que sean "realistas" y concentren sus energías en sacar al mandatario de la Casa Blanca durante las elecciones de 2020.
"Necesitamos ser realistas, esa es la única manera en la que, en este punto, dejará el poder, será solo si le votan para que se vaya", dijo a la CNN Schiff, que presidió uno de los comités donde testificó Mueller.
La estrategia de Pelosi y otros pesos pesados del partido, como Schiff, es usar otras vías para presionar a Trump: quieren acudir a las cortes y continuar con sus investigaciones en la Cámara de Representantes, además de aprobar leyes que impidan a Rusia y otros países influir en las elecciones de EE.UU.
Algunos de los principales asesores de Trump se han negado a acudir al Congreso y, por eso, los demócratas han amenazado con interponer esta semana una demanda que les fuerce a testificar ante el Legislativo.
Entre otros, los demócratas quieren escuchar al que fuera el abogado principal de la Casa Blanca, Don McGahn, al que Trump pidió que despidiera a Mueller, a lo que éste se negó.
Todos esos procesos judiciales los está coordinando el presidente del comité Judicial de la Cámara de Representantes, el demócrata Jerry Nadler, quien este miércoles interrogó a Mueller durante tres horas y que ha estado presionando durante semanas a Pelosi para que inicie el proceso de destitución de Trump.
Entretanto, este jueves, los republicanos dieron por cerrado el capítulo de Mueller y su investigación sobre los supuestos nexos entre la campaña de Trump y el Kremlin durante las elecciones de 2016.
"Hoy es el día en el que damos por cerrada esta investigación", dijo en una rueda de prensa el líder de la minoría republicana Kevin McCarthy después de la comparecencia de Mueller.
Y Trump, por su parte, ya este miércoles declaró la victoria y consideró cerrada la "caza de brujas".
Este miércoles, frente al Congreso y decenas de cámaras de televisión, Mueller resumió los hallazgos de su investigación, que se centró en averiguar si el equipo de Trump "conspiró" con el Kremlin durante las elecciones de 2016 y si el mandatario había tratado de obstruir la investigación.
Mueller llamó la atención sobre el alcance de la influencia rusa en las elecciones con el objetivo de favorecer a Trump; pero afirmó que no había pruebas suficientes para determinar que hubo una "conspiración" entre el entorno del actual mandatario y Moscú para influir en el proceso electoral.
Lo que sí dijo fue que había decidido no presentar cargos contra Trump porque la jurisprudencia estadounidense establece que un jefe de Estado no puede ser juzgado mientras está en el poder, pero afirmó que eso no significaba que hubiera sido exonerado, tal y como asegura el mandatario.
Avisó, además, de que Trump podría ser juzgado por obstruir a la justicia cuando abandone la Casa Blanca.