Tras el debate, los precandidatos demócratas vuelven al terreno
Pete Buttigieg y Bernie Sanders, al frente de los sondeos a la investidura demócrata en New Hampshire de cara a las elecciones presidenciales en Estados Unidos, recorrían este sábado ese estado que el martes será el segundo en celebrar primarias, luego del fiasco del lunes pasado en Iowa.
Buttigieg, de 38 años, exalcalde de South Bend, Indiana, y Sanders, de 78, que se proclama socialista, salieron reforzados del debate televisado que el viernes congregó en la ciudad de Manchester a los siete precandidatos calificados.
Ambos encabezan los sondeos en este estado mayoritariamente blanco del noreste de Estados Unidos, con una pequeña ventaja para Sanders, originario del vecino Vermont.
"Estamos muy bien ubicados para ganar aquí", dijo Buttigieg, que espera atraer a "los demócratas y los independientes, e incluso a los republicanos que den el paso".
Ambos reivindicaron haber ganado en Iowa, en la primera consulta entre los demócratas, pero los comicios estuvieron plagados de errores, lo que llevó al partido a no dar por vencedor a ninguno hasta tanto los resultados sean validados de manera definitiva.
Desconocido por el público en general hasta hace un año, Buttigieg se convirtió en un oponente creíble y fue blanco de ataques durante el debate.
"Nuevos desafíos"
El exvicepresidente Joe Biden, de 77 años, favorito de las encuestas a nivel nacional pero relegado al cuarto lugar en Iowa, destacó la falta de experiencia de Buttigieg, a quien aludió como "alcalde de una pequeña ciudad", South Bend (de 100.000 habitantes).
"Tenemos un recién llegado a la Casa Blanca y mira hacia dónde nos llevó", bromeó la senadora moderada Amy Klobuchar, quinta en Iowa pero que dejó su huella el viernes por la noche.
Sanders atacó a su vez a los ricos donantes del "alcalde Pete", los "40 multimillonarios de la industria farmacéutica y de Wall Street", que según él están financiando la campaña del moderado Buttigieg.
La senadora progresista Elizabeth Warren, que llegó tercera el lunes, también fustigó a Buttigieg por el alto número de detenciones por consumo de cannabis de personas negras en South Bend durante su mandato (2012-2019), más de la mitad de los arrestados por ese delito a pesar de que los afroestadounidenses representan solo el 30% de la población de la ciudad.
El exalcalde admitió no ser "el hombre con más años de experiencia en Washington", pero abogó por el fin de "la política del pasado" y ofreció una "perspectiva diferente" ante los "nuevos desafíos" de Estados Unidos.
"Me gusta la idea de tener un presidente más joven", dijo el sábado a la AFP Cameron Landry, un estudiante de comunicaciones de 24 años de Rhode Island.
Este votante indeciso fue a escuchar a Biden en Manchester, la ciudad más grande de New Hampshire.
"Lo positivo en él es que no necesita capacitación" para ser presidente, dijo.
Bloomberg al acecho
Si Iowa ha creado una nueva dinámica para Sanders y Buttigieg, la primaria de New Hampshire podría suponer un freno a las aspiraciones de los otros precandidatos.
Warren, tercera en las más recientes encuestas locales, y Klobuchar, quinta, salieron bien paradas del debate y esperan permanecer en la carrera.
La presión es especialmente fuerte sobre Biden, que está rezagado en las encuestas locales y que debió reorganizar su equipo de campaña esta semana.
El exvicepresidente se mostró combativo el viernes por la noche al atacar a Sanders, de quien opinó que su condición de "socialista" le impedirá reunir las mayorías suficientes para derrotar al republicano Donald Trump si el partido lo invistiera.
Biden admitió de todas maneras que no esperaba ganar el martes.
"Esperaba que le fuera mejor" en Iowa, pero "no estoy dispuesto a descalificarlo", dijo a la AFP Erin Kerry, analista financiero de Massachusetts que asistió a un evento de campaña el sábado organizado por Biden.
Biden aspira a recuperarse en las primarias de los estados del sur, donde goza del apoyo de la comunidad negra, en Carolina del Sur el 29 de febrero y luego en el "Súper Martes" del 3 de marzo.
Quien espera su momento agazapado es el exalcalde de Nueva York Michael Bloomberg, que pretende encarnar, como Biden, al ala moderada del partido.
Multimillonario con un presupuesto casi ilimitado, el empresario lleva gastados varios cientos de millones de dólares en publicidad antes de su entrada en la carrera.