Cuba avala el blindaje del deshielo, pero no admite injerencias de EEUU
El Gobierno cubano consideró hoy que la directiva del presidente de EE.UU., Barack Obama, para blindar el deshielo con Cuba es una base "útil" si la próxima Administración desea continuar ese proceso, aunque rechazó sus propósitos "injerencistas" de promover cambios políticos en la isla.
"En el documento hay cuestiones que pueden servir de referencia en caso que el siguiente Gobierno tenga interés en seguir avanzando en la mejoría de relaciones con Cuba", indicó hoy a la prensa la directora para EE.UU de la Cancillería cubana, Josefina Vidal sobre la posibilidad de revertir este proceso.
Ante las próximas elecciones presidenciales en EE.UU., la candidata demócrata, Hillary Clinton, ha expresado su intención de continuar la senda de la reconciliación con Cuba; mientras que el nominado por el Partido Republicano, Donald Trump, ha manifestado su desacuerdo con la nueva política hacia la isla.
Vidal, quien pilotó las negociaciones para restablecer relaciones con Estados Unidos, señaló que la directiva de Obama reconoce al Gobierno cubano como "interlocutor legítimo e igual", pero no oculta su "propósitos de promover cambios en el ordenamiento de Cuba, ni esconde la intención de seguir promoviendo programas injerencistas".
"El documento también reconoce los beneficios que reportaría para ambos países y pueblos el logro de una relación de convivencia civilizada dentro de las grandes diferencias que existen entre los dos Gobiernos", apuntó Vidal.
Obama, que abandonará el Despacho Oval en enero, también aprobó hoy un nuevo paquete de medidas que alivian restricciones del embargo -vigente desde 1962- y abren la puerta a la cooperación médica y a la mejora de la agricultura e infraestructuras de la isla.
"Son medidas positivas, pero con carácter muy limitado", indicó la funcionaria cubana, quien lamentó que se mantenga la prohibición a empresas estadounidenses de invertir directamente en la isla, salvo en el sector de las telecomunicaciones.
Desde Cuba también critican que no se hayan aprobado medidas que relajan el embargo dentro del sector financiero -lo que dificulta a la isla hacer transacciones internacionales- y que se limite la venta de productos cubanos a EE.UU., a excepción de ron y tabacos que ya se pueden importar sin límites para uso personal.
A partir del lunes, cuando entran en vigor estas medidas, Estados Unidos también podrá importar productos farmacéuticos producidos en Cuba, además de facilitar proyectos conjuntos de investigación médica.
Empresas estadounidenses también podrán ofrecer servicios de reparación y mantenimiento de infraestructuras en Cuba, así como exportar pesticidas o tractores que ya no estarán sujetos al requisito del pago en efectivo por adelantado, lo que permitirá desarrollar su sector agrícola.
"Son medidas que benefician más a Estados Unidos que a Cuba y al pueblo cubano", aseveró Josefina Vidal sobre el sexto paquete de medidas aprobado por Obama para relajar el embargo desde el deshielo iniciado en diciembre de 2014.
Paralelamente a estos anuncios, delegaciones de Cuba y EE.UU. celebraron hoy en La Habana la segunda ronda de diálogo sobre derechos humanos, que concluyó de nuevo con posturas muy distantes en ese asunto, el más delicado en la nueva relación.
"Hay un mayor conocimiento de los intereses, preocupaciones y concepciones que sostienen las posiciones de ambas partes", explicó a la prensa el subdirector de Asuntos Multilaterales y Derecho Internacional de la Cancillería cubana, Pedro Luis Pedroso, quien lidera estos intercambios.
No obstante subrayó que Cuba nunca aceptará "alegaciones que signifiquen una injerencia en los asuntos internos" en ese foro, "diseñado para un intercambio entre las partes".
En esta segunda ronda, Cuba expresó sus preocupaciones sobre la discriminación y racismo que persisten en EE.UU., la brutalidad policial o las "numerosas y documentadas" violaciones a la vida y reiteró que el modelo político de la isla "no está sobre la mesa de discusión".
En ese diálogo, la delegación estadounidense estuvo encabezada por el secretario asistente de la Oficina de Derechos Humanos y Democracia del Departamento de Estado, Tom Malinowski, y la secretaria de Estado adjunta en funciones para Latinoamérica, Mari Carmen Aponte.
En marzo de 2015 tuvo lugar en Washington la primera reunión sobre derechos humanos entre representantes de ambos países, que reanudaron formalmente vínculos diplomáticos en julio de ese mismo año tras más de medio siglo de enemistad acérrima.