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Las limitaciones y dificultades de lanzar ayuda desde el cielo a Gaza

Guerra en Gaza / AFP
AFP
02 2024 - 07:45

Ante la situación humanitaria desesperada en Gaza, varios países empezaron a lanzar ayuda en paracaídas al territorio palestino, un método difícil e insuficiente para satisfacer las enormes necesidades de la población, según varios actores implicados.

Jordania, Egipto o Emiratos Árabes Unidos ya comenzaron a enviar ayuda humanitaria en paracaídas sobre Gaza y Estados Unidos anunció que "en los próximos días" participará en estas operaciones.

Pero un responsable estadounidense reconoció que "no son más que una gota de agua en el océano" de necesidades de este enclave arrasado por casi cinco meses de guerra y sin apenas acceso a comida, agua o medicamentos.

La entrada de ayuda humanitaria a la Franja se ha reducido al mínimo desde el estallido de la guerra el 7 de octubre y Naciones Unidas alerta de que la hambruna es "casi inevitable" en este estrecho y denso territorio de 2,4 millones de habitantes.

El conflicto estalló con el ataque de los milicianos de Hamás en el sur de Israel, que dejó 1.160 muertos, en su mayoría civiles, según un recuento de la AFP en base a cifras oficiales israelíes.

La ofensiva aérea y terrestre lanzada en respuesta por Israel ha matado hasta ahora a más de 30.200 personas, principalmente mujeres y niños, según Hamás, catalogado por Israel, Estados Unidos y la Unión Europea como grupo "terrorista".

Perdidos en el mar

En el norte de la Franja de Gaza, donde comenzó la ofensiva terrestre israelí, muchos habitantes no pueden comer más que forraje.

Y según el Ministerio de Salud de este territorio controlado por el movimiento islamista palestino Hamás, diez niños ya han muerto por "malnutrición y deshidratación".

Los envíos aéreos fueron un breve alivio, pero insuficiente, para algunos habitantes como Imad Dughmosh, entrevistado por la AFP en la localidad de Al Sabra, en el centro de la Franja.

"A fin de cuentas, he podido recuperar bolsas de pasta y de queso, pero mis primos no consiguieron nada", dijo este hombre de 44 años. "Estoy contento de tener comida para los niños, pero no basta".

El lanzamiento de ayuda en paracaídas conlleva riesgos de accidentes en una zona superpoblada, pero también de imprecisiones en los envíos.

Habitantes de Gaza dijeron a la AFP que numerosos palés cargados de ayuda acabaron por aterrizar en medio del Mediterráneo.

"La mayoría de la ayuda cayó en el mar hoy. Y los paracaídas que llegaron el jueves y el viernes cayeron todos en el mar, excepto un número muy pequeño", aseguró el viernes Hani Ghabun, que vive en la ciudad de Gaza con su mujer y sus cinco niños.

Según él, "harían falta cientos de toneladas de ayuda para luchar contra el hambre y alimentar a la población".

Difícil y costoso

El portavoz de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), Jens Laerke, alertó que este método de envío genera "numerosos problemas".

"La ayuda que llega de esta manera no puede ser más que un último recurso", declaró. "El suministro por vía terrestre es simplemente mejor, más eficaz y menos costoso".

E insistió: "Si nada cambia, la hambruna es casi inevitable".

Naciones Unidas acusa a las fuerzas israelíes de bloquear "sistemáticamente" el acceso a la Franja de Gaza, aunque las autoridades de Israel lo niegan.

Las organizaciones humanitarias defienden que la mejor solución sería que Israel abriera los puntos de paso fronterizos y permita a los convoyes de camiones entrar y distribuir ayuda con total seguridad.

Pero casi mil camiones esperan para acceder a Gaza en la frontera egipcia, según el portavoz del secretario general de la ONU, Antonio Guterres.

"Los lanzamientos en paracaídas son extremadamente difíciles", dijo el vocero Stéphane Dujarric. "Pero todas las opciones están encima de la mesa", agregó.

Además de complicados, el envío aéreo eleva los costes de las operaciones.

Aunque un avión puede llevar el equivalente a la carga de dos camiones, el coste del traslado es diez veces superior, dijo a la cadena británica BBC Jeremy Konyndyk, presidente de la oenegé Refugees International.

"Más que lanzar comida desde el aire, deberíamos ejercer una presión fuerte al gobierno israelí para que permita la distribución de ayuda por los canales más tradicionales, que permiten suministrar una ayuda a mayor escala", defendió.

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