El lento y laborioso trabajo de un maestro ilustrador de Teherán
Para pintar, el artista utiliza pigmentos naturales, como el lapislázuli o el azafrán, el gouache pero también oro puro, procedente de China.
Aunque con la inteligencia artificial se puede crear una obra en apenas unos minutos, Mohammad Hossein Aghamiri necesita seis meses de intenso trabajo para realizar una ilustración persa y perpetuar una tradición de siglos en Irán.
El artista se concentra delante de su inmensa mesa: con un pincel ultrafino de pelos de gato hace un minúsculo trazo con pintura de oro.
Aghamiri, de 51 años, es considerado como uno de los maestros iraníes del llamado arte de la iluminación, una técnica decorativa que se practica en las páginas de manuscritos y textos caligrafiados. Hace más de tres décadas que se dedica a ello.
"Somos probablemente una decena de profesionales" que pueden vivir todavía de ello en Irán, dice Aghamiri en su taller cerca de Teherán.
"Es un trabajo muy particular, que exige muchísima paciencia y rigor. No está hecho para todos", explica.
El mínimo trazo incorrecto, aunque sea ínfimo, puede romper la simetría del "shamsa" (representación simbólica del sol), una obra de unos 50 cm de diámetro de motivos abstractos, geométricos y florales, que empezó hace más de cuatro y meses y que espera terminar de aquí a un mes y medio.
Para pintar, el artista utiliza pigmentos naturales, como el lapislázuli o el azafrán, el gouache pero también oro puro, procedente de China.
"El oro tiene una gran atracción visual. Y como es caro, refuerza el valor de la obra para quien la mira", afirma.
Éxito en el Golfo
Aghamiri, oriundo de una familia de artistas, se presenta como heredero de las "tradiciones artesanales" arraigadas en Irán, como la caligrafía, la miniatura o los tapices tejidos a mano.
La ilustración, como todas estas artes, existía antes de la llegada, en el siglo VII, del islam, que la utilizó para ilustrar el Corán. También sirve para decorar poesía y textos de la mitología persa, que tanto agradan a los iraníes, comenta el artista.
Hoy en día Aghamiri vende algunas obras en Irán, especialmente a museos, pero sobre todo a los países del Golfo, donde el número de interesados por el arte oriental e islámico no deja de aumentar.
"El 80% de mis obras son adquiridas en la región, sobre todo en Emiratos y Catar", pero también en Turquía, donde este tipo de arte es muy popular, añade.
Aghamiri también da clases de ilustración en línea a estudiantes en el extranjero, muchos de ellos en Estados Unidos.
Por razones familiares, pronto va a trasladarse a Inglaterra, donde llevará a cabo talleres para enseñar esta disciplina, que presenta diferencias significativas con la técnica de ilustración europea.
Tras la época dorada durante la Edad Media, la ilustración en Europa es más figurativa, reproduce rostros humanos, animales y paisajes, y suela adornar episodios bíblicos.
En diciembre de 2023, la Unesco dio un impulso al arte de la iluminación al incluirlo en la lista del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, por pedido de varios países, entre ellos Irán, Turquía, Azerbaiyán y Uzbekistán.
"Hace 20 años, no tenía mucha esperanza" sobre el futuro de esta técnica, admite Aghamiri. "Pero las cosas han cambiado y veo que este arte se populariza cada día más", agrega.