El ganado está en peligro en Siria y no solo debido a los yihadistas
De niño, Mohamed Saasaani acompañaba a su padre a los pastizales de Badiya para alimentar a las ovejas de la familia. Pero esta región siria en guerra está infestada de yihadistas y de minas, y el forraje cuesta demasiado caro.
La vasta Badiya, zona semidesértica que se extiende desde los suburbios de Damasco hasta el extremo oriental del país, en la frontera iraquí, fue una de las zonas de pastoreo más preciadas de Siria durante mucho tiempo.
Pero los peligros obligaron a los ganaderos a recurrir al forraje industrial que, sin embargo, es muy costoso en un país en pleno colapso económico y que perdió casi la mitad de su ganado en una década de guerra.
"Tememos morir con nuestras ovejas", resume Mohamed Saasaani, uno de los ganaderos más famosos de los alrededores de Damasco, conocido como Abu Kasem. "Tenemos miedo de las minas, los yihadistas y los bandidos", añade, en referencia al grupo Estado Islámico (EI).
Ahora, lleva sus animales a pastar a Al Hayjana, cerca de Guta Oriental, considerada el huerto de Damasco. Sentado en una roca, relata las largas peregrinaciones de su infancia, cuando su padre conducía cientos de ovejas hasta las puertas de Palmira, la perla del desierto. Hoy en día, una oveja podría morir al pisar una mina.
Desde la caída de su "califato" en 2019, los yihadistas del EI --que regresaron a la clandestinidad-- utilizan la zona como base de retaguardia para lanzar ataques mortales. Por consiguiente, los ganaderos recurren a los forrajes importados, cuyos precios aumentaron debido a la caída de la libra siria.
Al igual que muchos pastores, Abu Kasem tuvo que vender gran parte de su ganado, reduciéndolo así de 500 ovejas a menos de un centenar. Antes de la guerra, los pastores se enorgullecían del tamaño de sus rebaños, que bastaban para cubrir las necesidades del mercado local e incluso permitían exportar.
- Contrabando, sequía y combates -
En 2010, el país tenía 15 millones de ovejas y 10 millones de vacas. En diez años, estas cifras se han reducido a la mitad, indica a la AFP Osama Hammoud, responsable del ministerio de Agricultura.
Las razones abundan. En primer lugar, hay "contrabando hacia los países vecinos, ya que el ganado sirio es muy apreciado", explica Abdel Razzak Wayha, al frente de un centro veterinario. "Pero también por la desecación de los pozos de agua y los años de sequía con la disminución de las precipitaciones", añade.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) también mencionó los movimientos de población provocados por los combates. "Cuando la gente se desplaza, no pueden llevar a los animales con ellos, ni alimentarlos en el camino", explica el representante de la FAO en Siria, Mike Robson.
Para ayudar a los ganaderos a hacer frente a la crisis, la FAO les proporciona forraje y servicios veterinarios, al tiempo que trabaja para aumentar la cabaña mediante la inseminación artificial. "El forraje es la verdadera clave", reconoce Robson, congratulándose de la reanudación de la producción en algunas regiones.
Saleh Farrah, propietario de una explotación ganadera en los alrededores de Damasco, se vio obligado a vender su vaca favorita, Saada, para poder alimentar al resto de la manada.
"El forraje por sí solo representa cerca del 75% de los costes", reconoce este campesino de 59 años. "Comer carne se ha vuelto muy costoso. Lo mismo ocurre con la leche, el yogur y el queso", resume.