Cohetes, disparos y selfis en la entrada del ejército iraquí en el aeropuerto de Mosul

Fuerzas iraquíes entran en el aeropuerto de Mosul
Efe
23 de febrero 2017 - 10:23

Todavía no se había despejado la bruma matinal cuando las primeras unidades de la división de respuesta rápida del ejército de Irak empezaron este jueves a expulsar a los yihadistas del Estado Islámico del aeropuerto de Mosul.

Desde una colina en las afueras del pueblo de Al Buseif los soldados observan como los helicópteros lanzan cohetes contra el aeropuerto y una fábrica de azúcar cercana, en manos de los yihadistas desde 2014.

"Me encanta este sonido", dice el teniente primero Ahmed, mientras los helicópteros siguen disparando.

Un pequeño grupo de soldados estadounidense contribuye a la ofensiva colocando morteros con un vehículo blindado mientras a poco distancia se ven columnas de humo gris, signo de un ataque aéreo contra Mosul.

Desde una ambulancia de la policía federal iraquí se oye a todo volumen música patriótica pero se detiene de pronto porque los soldados han detectado un dron sospechoso.

En numerosas ocasiones el Estado Islámico (EI) ha atacado al ejército con granadas y proyectiles lanzados desde un dron, por lo que su característico zumbido pone de inmediato en alerta a los soldados.

Sin embargo, a pesar de varios disparos, el dron logra escapar.

Poco a poco los militares empiezan a bajar la colina, algunos con coches blindados y otros a pie, siguiendo el camino que trazan los vehículos para evitar explosivos escondidos en el polvo, otras de las tácticas favoritas del EI.

Al pie de la colina está Jirbeh, el último pueblo entre Al Buseif y el aeropuerto, que en los últimos días ha sido objeto de fuego continuo, obligando tanto a sus habitantes como a los combatientes del EI a huir.

En Jirbeh se ven apiladas las puertas de hierro de las casas y en un corral polvoriento yacen de costado los cadáveres de cinco vacas.

- Buscando explosivos -

La policía federal avanza a través casa por casa buscando explosivos. En una de ellas encuentran un mortero de fabricación casera y en otra un montón de fotocopias de Anba, la revista del EI.

Mientras tanto los buldóceres avanzan hacia el final del pueblo, donde empieza el aeropuerto, y reparan una carretera, al tiempo que los helicópteros siguen lanzando cohetes contra la fábrica de azúcar.

"Están atacando posibles coches bomba del EI en la fábrica. Desde allí arriba pueden ver cosas que aquí no vemos", explica un soldado.

Una vez reparada la carretera, un convoy de vehículos blindados de la división de respuesta rápida empieza a moverse lentamente hacia la fábrica y hacia la entrada del aeropuerto.

En su avance los soldados pasan el cadáver de un combatiente del EI medio carbonizado en su motocicleta y estalla un artefacto explosivo, sin dejar heridos.

De pronto los soldados empiezan a ametrallar la fábrica desde sus vehículos militares Humvee. "¡Hay francotiradores! dentro!", grita un soldado, mientras los que van a pie se refugian detrás de los blindados.

Parte del convoy se dirige hacia el aeropuerto, donde en la entrada se ve un edificio en ruinas que alguna vez tuvo dos pisos. Todo el aeropuerto está destrozado, lleno de escombros y a penas se reconoce lo que fue la pista de despegue.

"Desde el sur hasta el norte está completamente destrozado", confirma el brigada general Abas al Juburi, de una de las unidades de respuesta rápida. "Los terroristas empezaron a destrozarlo desde el primer día de la operación" contra Mosul, afirma.

Dentro del recinto, unidades de zapadores buscan los llamados artefactos explosivos improvisados (IED por su siglas en inglés) mientras fuera otros militares empiezan a celebrar la toma del aeropuerto, incluso con selfis.

Uno de ellos ha traído una bandera negra del EI y ahora posa con ella, puesta al revés y con gesto desafiante.

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