Sindicatos franceses afrontan momento crucial en su lucha contra reforma de pensiones
Francia vive este viernes una nueva jornada de protestas contra la reforma del sistema de pensiones, coincidiendo con su presentación oficial por el gobierno, después de semanas de una huelga inédita con un fuerte impacto en los transportes públicos.
Los líderes sindicales admiten que se encuentran en un momento crucial, antes de que el texto sea presentado en el Parlamento, donde la mayoría con la que cuenta el presidente Emmanuel Macron podría aprobarla durante el verano boreal.
En París, los manifestantes marcharán hasta una plaza muy próxima al Palacio del Elíseo, donde los ministros se reunirán para presentar la reforma.
Se trata del séptimo día de protestas multitudinarias desde que se inició la huelga en los transportes públicos el 5 de diciembre contra esta reforma que prevé introducir un sistema de pensiones "universal".
El proyecto busca fusionar en uno solo los 42 regímenes de pensiones actuales --algunos de los cuales prevén determinados beneficios a algunos sectores como funcionarios y abogados--, e instaurar un nuevo sistema de cálculo, por puntos.
A la vez, contempla atrasar a los 64 años la edad obligatoria para cobrar una pensión completa, dos más que actualmente.
No obstante, frente a la oposición sindical, el gobierno retiró "provisionalmente" este segundo punto, pero exige a cambio que las organizaciones sindicales y patronales encuentren soluciones alternativas para garantizar el equilibrio del sistema de pensiones.
Nuevos formatos de protesta
Las líneas de metro de París acusaban el viernes fuertes retrasos en el 51º día de huelga, si bien el servicio había prácticamente vuelto a la normalidad esta semana, después de que los sindicatos optaran por otros formatos de protesta, como el bloqueo de puertos, los cortes de electricidad y acciones más mediáticas.
El tráfico ferroviario se vio menos afectado y los trenes internacionales funcionaban con normalidad.
La Torre Eiffel cerró, debido a que parte de sus trabajadores se unirán a las protestas, indicó el organismo operador del monumento.
La policía parisina se prepara de nuevo para posibles altercados violentos, después de que en manifestaciones previas se registraran actos de vandalismo y enfrentamientos con las fuerzas del orden, promovidos esencialmente por radicales de extrema izquierda "black bloc", que se saldaron con decenas de heridos y de detenciones.
A la vez, el gobierno ha sido acusado de consentir la mano dura de la policía, después de que varios videos mostraran a agentes golpeando a manifestantes parados o disparando balas de goma a quemarropa, suscitando las protestas en las redes sociales.
Pese a una serie de concesiones, incluidas las promesas a la policía, los pilotos y a muchos trabajadores del sector de transportes de que podrán seguir jubilándose antes de la edad legal, el gobierno se ha mantenido firme en su propuesta de reforma, prometida por Macron en su campaña electoral de 2017.
Macron asegura que el nuevo sistema será más transparente y más justo, en especial para las mujeres y los trabajadores con ingresos bajos como los agricultores.
Así, el presidente francés parece determinado en sacar adelante una reforma que gobiernos anteriores también propusieron pero que debieron abandonar por la férrea oposición social.
La economía resiste
Por ahora, el Banco de Francia no prevé que la huelga, la más larga de la historia reciente del país, haga mella en la economía francesa, si bien muchas empresas dieron cuenta de una caída de sus ingresos durante el periodo de Navidad, especialmente en París.
Analistas de IHS Markit indicaron el viernes que su índice sobre la actividad económica francesa se ralentizó en enero respecto al mes interior, lo que representa "la tasa más baja de expansión desde septiembre pasado".
El principal sindicato de Francia, el moderado CFTD, suspendió su huelga a la espera de mantener conversaciones con el gobierno sobre la financiación de la reforma, pero otros sindicatos exigen el abandono completo del proyecto.
El viernes, los sindicatos FO y CGT, los principales del sector público, llamaron a una nueva jornada de protestas el próximo miércoles.