Putin renuncia a viajar a París porque Hollande sólo quiso hablar de Siria
El presidente ruso, Vladimir Putin, anuló hoy el viaje que tenía previsto efectuar la semana próxima a París, después de que su homólogo francés, François Hollande, le impusiera hablar únicamente de la situación en Siria, un conflicto que ha elevado la tensión diplomática entre ambos países.
Moscú tomó la iniciativa de aplazar "sine die" un viaje de carácter privado a la capital francesa, en el que Putin tenía previsto inaugurar el mayor templo ortodoxo de Francia.
Lo hizo ante las dudas que este viaje suscitaba en la administración socialista francesa, pocos días después de que el veto ruso en el Consejo de Seguridad de la ONU echara por tierra una resolución gala de alto el fuego en la ciudad siria de Alepo.
Preocupado por que el viaje pudiera ser interpretado como un respaldo a Putin, el Elíseo había reducido todo contacto entre presidentes a una entrevista sobre Siria, algo que Moscú consideraba poco adecuado.
Hollande mostró el pasado fin de semana sus dudas sobre la conveniencia de recibir a Putin mientras civiles sirios siguen muriendo en Alepo víctimas de los bombardeos del régimen de Bachar al Asad con el apoyo de Rusia.
"Si le recibo será para decirle que es inaceptable, que es perjudicial para la imagen de Rusia", afirmó el presidente francés a la televisión "TMC".
Frente a esos titubeos, que amenazaban con incomodar la visita de Putin, el Kremlin aplazó el viaje hasta "un momento más adecuado para el presidente Hollande", según un portavoz ruso.
A siete meses de las elecciones presidenciales, Hollande se mueve entre los sectores de la izquierda que le piden más presión sobre Putin y los de la derecha que le apremian a buscar una solución conjunta con Moscú, al que consideran el único capaz de desbloquear el conflicto sirio.
El presidente francés no escapó de las críticas de su antecesor en el cargo, el conservador Nicolas Sarkozy, embarcado en plena carrera para convertirse en el candidato del centro-derecha a las presidenciales del año próximo.
"Lamento esta política contra Rusia", afirmó el expresidente, que consideró que la falta de diálogo puede conducir a "una nueva Guerra Fría" y que solo mediante la negociación se pueden encontrar soluciones.
"Tenemos que hablar con Rusia para explicarle que su actitud no es aceptable en ciertos casos", aseguró Sarkozy, en cuya administración se distinguió por una gran cercanía al Kremlin.
En ese terreno pantanoso, el anuncio de la anulación del viaje parece haber aliviado al presidente francés, que de esta forma se deshace, al menos por el momento, de un asunto espinoso.
Los dos países se apresuraron a asegurar que los cauces de comunicación siguen abiertos. Moscú señaló que Putin está dispuesto a viajar "cuando sea más satisfactorio" para Hollande, mientras que el presidente francés afirmaba que "el diálogo es necesario con Rusia" sobre el conflicto sirio, aunque "debe ser firme y franco" porque lo contrario sería "un simulacro".
"Estoy dispuesto en todo momento a reunirme con el presidente Putin" para "hacer avanzar la causa de la paz" en Siria, señaló Hollande ante la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa en Estrasburgo.
Pero puso como premisa el final de unos bombardeos en Alepo en los que "Rusia participa apoyando al régimen sirio".
Moscú, por su parte, considera que la maniobra francesa, encarnada en el proyecto de resolución presentado la semana pasada y abortada por el veto ruso, perseguía "cambiar el régimen sirio de manera no constitucional y con ayuda del terrorismo internacional".
La tensión diplomática entre ambos países no es nueva, pero la crisis de Siria, y en concreto la dramática situación de Alepo, ha contribuido a elevar la tensión.
Un enfriamiento que puede también afectar a otros focos de inestabilidad, como Ucrania, un país donde Francia, junto a Alemania, apadrina un proceso de paz que Hollande consideró hoy que "progresa de forma lenta".
De hecho, la reunión -todavía sin fecha- prevista entre Hollande, la canciller alemana, Angela Merkel, Putin y el presidente ucraniano, Petró Poroshenko, pende ahora de un hilo.