Líder catalán Puigdemont se da un baño de masas a las puertas de España
El independentista catalán Carles Puigdemont arengó este sábado a sus seguidores a prepararse para "la lucha definitiva" durante un acto con decenas de miles de personas en Perpiñán, a apenas 25 km de España, donde no ha vuelto desde la fallida secesión de 2017.
"Ahora tenemos que preparar la lucha definitiva, superando errores y venciendo dudas y debilidades", animó desde el escenario el expresidente de esta región del noreste de España y todavía figura de referencia dentro del movimiento independentista.
Decenas de miles de personas acudieron en coche, tren o cientos de autobuses en esta ciudad del sureste francés para recibir al dirigente que lideró la organización de un referéndum ilegal de independencia y llevó Cataluña hacia la proclamación de una fallida república independiente.
Unos 100.000 seguidores según la prefectura, 150.000 según los organizadores, llenaron el parque de las Exposiciones de Perpiñán con banderas independentistas, retratos de Puigdemont y lazos amarillos, símbolo utilizado por el movimiento para denunciar la persecución de sus líderes encarcelados y en el extranjero.
Hasta la reciente obtención de su inmunidad como eurodiputado, tras una larga batalla judicial, Puigdemont había evitado viajar a Francia por su estrecha colaboración policial con España, donde tiene pendiente una causa por sedición por la fallida secesión.
Para él, que se ha prodigado en viajes por Europa, este era especial: la región perteneció durante siglos a los territorios catalanoparlantes y, aunque España la cedió en 1659, para los nacionalistas es la "Cataluña norte".
"No sabíamos cuándo llegaría, pero sabíamos que si aguantábamos nuestras posiciones, llegaría un día como hoy en el que podríamos pisar tierras catalanas", celebró Puigdemont, recibido con gritos de "Nuestro presidente".
La visita a la zona comenzó el viernes con su asistencia al partido del equipo de rugby local, la USAP, estandarte de la cultura catalana, que le ofreció incluso una vuelta de honor al estadio. Y el sábado, antes del mitin, fue recibido por el alcalde de Perpiñán y la presidenta del departamento francés Pirineos-Orientales.
Divisiones por la negociación con Madrid
En un momento donde las divisiones corroen al independentismo y el inicio de una negociación con el gobierno español parecen descartar un nuevo envite hacia la secesión, Puigdemont llamó a la "movilización permanente" ante "un régimen monárquico que es heredero directo del franquismo".
"Ya no nos pararemos y ya no nos pararán (...) No tenemos que esperar tiempos mejores, porque los tiempos mejores ya están aquí", afirmó Puigdemont, destituido por el gobierno español en 2017 y relevado ahora por Quim Torra, designado por él mismo.
Los dos pertenecen a la formación Juntos por Cataluña, que lidera el gobierno regional en coalición con Izquierda Republicana de Cataluña (ERC), con una estrategia más moderada en los últimos tiempos.
Así, mientras los de Puigdemont se mantienen hostiles hacia Madrid, ERC facilitó en enero la formación del gobierno de izquierdas de Pedro Sánchez.
A cambio, consiguieron la creación de una mesa de negociación para solucionar el conflicto que se reunió por primera vez esta semana en Madrid, pese al recelo de Puigdemont, Torra y su espacio político.
Los organizadores trataron de simular estas diferencias con vídeos y mensajes de los dirigentes encarcelados o exiliados de ambos partidos, aunque también hubo reproches.
"No nos dejemos engatusar por futuras mesas y diálogos de mentira que solo buscan hacer ganar tiempo a Pedro Sánchez", criticó Clara Ponsatí, compañera de Puigdemont en el Europarlamento y antigua integrante de su gobierno.
Entre el público, había posiciones similares: "De Madrid nunca nos podemos fiar", decía Mercè Bueso, una jubilada de 65 años. "Esta mesa no nos dará nada bueno, no se hablará de la autodeterminación", protestaba Maria Pagué, ingeniera de 25 años.
Las diferencias con ERC llevaron a Torra a anunciar la convocatoria de elecciones regionales anticipadas, sin precisar fecha todavía.
Los principales dirigentes de ERC no acudieron a Perpiñán aunque, en el acto, se difundió un mensaje de voz de su dirigente Oriol Junqueras, condenado a 13 años de cárcel por su papel como vicepresidente regional en la fallida secesión de 2017.
Principal condenado por esos hechos, Junqueras defendió la mesa de negociación obtenida por su partido, aunque sus palabras fueron recibidas por silbatos y abucheos de parte del público.