Jardineros submarinos restauran el ecosistema de un fiordo en Dinamarca
En un país donde más de 60% de la superficie está dedicada a la agricultura, una de las mayores concentraciones del mundo, las alarmas no dejan de sonar.
Bajo una carpa a lo largo de un fiordo en el oeste de Dinamarca, voluntarios y científicos preparan plantas de hierbas marinas antes de transferirlas al agua para restaurar su ecosistema, muy afectado por la desoxigenación.
En el país escandinavo, que goza de buena reputación en materia ambiental, 7.500 km2, el 17% de su superficie total, están afectados por el problema, según la Agencia Ambiental danesa, que ha clasificado sólo cinco de las 109 zonas costeras como en "buen estado ecológico".
Sin oxígeno desaparecen la flora y la fauna marinas. En Vejle, una cámara de vigilancia submarina instalada por la municipalidad solo ha detectado un pez en 70 horas.
En un país donde más de 60% de la superficie está dedicada a la agricultura, una de las mayores concentraciones del mundo, las alarmas no dejan de sonar.
En 2022, un informe de la Universidad del Sur de Dinamarca (SDU) destacó el "mal estado ambiental" de ese fiordo de 22 km de largo debido a la fuerte presencia nitrógeno procedente de los fertilizantes, "en su mayor parte procedente de las corrientes de las zonas cultivadas".
Y cuando sube la temperatura, los problemas se acumulan.
"Tuvimos un verano muy caluroso el año pasado, 2023, lo que provocó un enorme agotamiento del oxígeno", dijo a AFP Mads Fjeldsoe Christensen, un biólogo que trabaja con la alcaldía. "Fue bastante grave y vimos muchos peces muertos".
Para paliar esta tragedia ecológica, los científicos y la alcaldía decidieron en 2018 reintroducir las hierbas marinas, que ayudan a restaurar el entorno submarino.
En las zonas aún prósperas, los científicos retiran las hierbas y luego, en tierra, los voluntarios envuelven los brotes ondulados alrededor de un clavo degradable para que luego los buceadores puedan fijarlos fácilmente en el fondo del mar.
Es un primer paso para el fiordo, cuyo ecosistema ha colapsado en los últimos años.
"La hierba marina es donde crecen todos los peces, es como un jardín infantil para ellos. Sin hierba marina no hay espacio para que crezca la población de peses", explicó Fjeldsoe Christensen.
Retorno de la vida acuática
Desde el inicio del proyecto, más de 100.000 hierbas han sido plantadas en seis hectáreas de fondo marino.
Por doquier, los buceadores redescubren ahora vida acuática, con cangrejos y peces.
"Vemos los efectos de la restauración de la naturaleza", afirma el biólogo Timi Banke, de la SDU, que participa en el proyecto.
Greenpeace había organizado en abril los "funerales" del fiordo para llamar la atención sobre la mala salud de las zonas costeras del país.
"Está en mal estado porque no hacemos nada, pero no está muerto", aseguró Banke, quien celebró la movilización de las oenegés y los pobladores locales.
Unos 50 voluntarios en Vejle llegaron a poner manos a la obra con los equipos científicos, pese al mal tiempo.
El 8 de junio, Día Mundial de los Océanos, el centro de estudios "Taenketanken Hav" organizó movilizaciones para plantar hierbas marinas en 32 sitios de todo el país.
"Al plantar las hierbas marinas ponemos énfasis en la restauración de la naturaleza,", explicó la directora general de la organización, Liselotte Hohwy Stokholm, en su página web.