Carles Puigdemont, el independentista catalán que recuperó el protagonismo gracias a Madrid

El separatista Carles Puigdemont / EFE
AFP
09 2024 - 06:25

Desde el sur de Francia, el independentista catalán Carles Puigdemont vuelve a optar el domingo a la presidencia de Cataluña en unas elecciones regionales con mucho en juego para el líder de la fallida secesión de 2017, que ambiciona regresar a España seis años y medio después de su huida.

En caso de no resultar elegido, el líder de Junts per Catalunya (Juntos por Cataluña) y figura clave del movimiento secesionista en esta región del noreste español, aseguró que dejará la política local.

Con un independentismo catalán que andaba en horas bajas, Puigddemont aprovechó los siete diputados que consiguió en las últimas elecciones al Parlamento español en noviembre de 2023 para ser más protagonista e influyente que nunca.

Todavía reclamado por la justicia española, este antiguo periodista de 61 años arrancó al presidente del Gobierno, el socialista Pedro Sánchez, la promesa de una amnistía para él y unos 400 correligionarios, a cambio de que su partido le diera su apoyo indispensable para seguir en el poder.

Si, como se espera, la ley de amnistía acaba aprobada en las próximas semanas, Puigdemont podría regresar casi siete años después de su precipitada marcha sin haberse sentado ante un juez español por el intento fallido de secesión de 2017, a diferencia de muchos de sus compañeros que acabaron en la cárcel.

"El político que dirige la nación española es Puigdemont", dijo, a modo de reproche a Sánchez, el líder de la oposición española, Alberto Núñez Feijóo, en una entrevista en el diario ABC publicada en enero.

Hasta la médula

Cuando Carles Puigdemont era periodista y viajaba al extranjero, solía llegar de noche a los hoteles porque era más fácil que un conserje inexperto aceptara su falso documento de identidad catalán y así no tener que usar el español.

Esta anécdota, contada por él mismo en 2016 en la presentación de su libro en catalán "Cata...què?", sobre la visión que la prensa internacional tiene de Cataluña, ilustra su obsesión, hasta los últimos gestos, por la independencia.

Nacido el 29 de diciembre de 1962 en Amer, un pueblo idílico, de montaña y campanario, con 2.200 habitantes, a 100 km al norte de Barcelona, Puigdemont era el segundo de ocho hermanos.

Está casado con una periodista rumana y es padre de dos niñas. Toca la guitarra, y formó parte de un grupo de rock en su juventud del que "afortunadamente no queda ninguna grabación", bromeó él mismo.

Estudió filología catalana y antes de dedicarse profesionalmente a la política fue periodista, redactor jefe del diario en catalán "El Punt", director de la Agencia Catalana de Noticias (ACN) e impulsor de "Catalonia Today", un diario sobre Cataluña en inglés.

El salto a primera plana 

En 2011 fue elegido alcalde de Girona por el partido nacionalista Convergència i Unió, y era prácticamente un desconocido en España cuando, en enero de 2016, una serie de carambolas lo propulsaron inesperadamente al frente del gobierno catalán.

"Aceptó, por responsabilidad y por independentista, más que por gusto o por ambición", explicó uno de los miembros de su gobierno, Santi Vila, en su libro de memorias.

Desde su posición, Puigdemont protagonizó uno de los momentos más trascendentales de la España contemporánea, cuando proclamó unilateralmente en octubre de 2017 una independencia de Cataluña que nunca se materializó.

"No hay un botón que pulsándolo te salga una república", lamentó más tarde, en una entrevista con la AFP en 2018.

En aquellos meses que precedieron a la declaración, el movimiento independentista estaba en plena efervescencia, venía de años de importantes movilizaciones y la presión era enorme.

Aquella declaración de independencia fallida fue el resultado del "dilema de ser un héroe o un traidor para los independentistas", estimó Vila. Y "optó por lo primero", algo consecuente con su vida de militancia.

Puigdemont se estableció después en Waterloo, cerca de Bruselas, para eludir a la justicia española, al contrario que varios de sus compañeros de gobierno, que se quedaron en Cataluña y acabaron siendo juzgados y condenados en 2019 a penas de hasta 13 años de cárcel, antes de ser indultados en 2021 por el gobierno de Pedro Sánchez.

En estos seis años y medio transcurridos desde octubre de 2017, en los que ha ejercido de eurodiputado desde 2019, Puigdemont mantuvo un gran predicamento entre un sector duro del independentismo catalán.

En ellos confía para salir triunfador el domingo de unos comicios para los que ha hecho campaña desde el sur de Francia, a pocos kilómetros de la frontera con España, desde donde sueña con iniciar su regreso triunfal reconvertido en presidente regional catalán

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