El último adiós al expresidente de Guatemala Álvaro Arzú
Con 21 cañonazos de salva de artillería del Ejército y la entrega de la medalla "más allá del deber en gran mérito" a su esposa, culminaron hoy las honras fúnebres al expresidente de Guatemala y alcalde capitalino, Álvaro Arzu Irigoyen, luego de su fallecimiento el pasado viernes.
La ceremonia al ingreso del Palacio de la Alcaldía capitalina, que reunió a trabajadores municipales, bomberos y policías, además de miles de seguidores de Arzú, concluyó con una alabanza evangélica con un canto a Dios, promovida por la propia administración pública, siguiendo la lógica religiosa del exjefe edil y sus familiares.
"Vamos a exaltar al único digno y si no te sabes esta canción, dedícale el momento, un pensamiento", pidió el maestro de ceremonias a los fieles y acompañantes del exmandatario en su despedida en el sitio que dirigió como alcalde durante los últimos 14 años y 18 en total, tomando en cuenta su primera administración en los años 1986-1990.
El político transversal del país centroamericano, cuya vigencia se han propuesto continuar tanto el alcalde sustituto, Ricardo Quiñónez Lemus, como su hijo y presidente del Congreso, Álvaro Arzú Escobar, fue despedido entre vítores y aplausos y una sentencia del propio vástago, quien aseguró que su padre "dejó una generación de trabajadores preparados y honrados que darán continuidad a sus proyectos".
El expresidente Arzú Irigoyen fue llevado esta mañana al Centro Cívico y sede de la Municipalidad de Guatemala desde el Palacio Nacional de la Cultura (antigua sede de Gobierno) donde fue velado y acompañado en distintos momentos por funcionarios, familia, sus más entrañables amigos y el presidente, Jimmy Morales, quien lo definió como "un amigo caminante" que dejó "mucha huella" en el país.
El traslado del exmandatario del Palacio Nacional a la oficina municipal se llevó a cabo en una carroza fúnebre, por la sexta avenida que la administración de Arzú "rescató" los últimos años, haciéndola peatonal y en cuyo camino la gente se acercó a aplaudir y a depositar rosas sobre el féretro, que iba cubierto en todo momento por la bandera del país centroamericano.
Al concluir el acto de las honras fúnebres frente a los miles de trabajadores municipales y demás acompañantes, el presidente legislativo pronunció que Arzú, su padre, "es un símbolo que nos ha enseñado a luchar por nuestras ideas, que un sí es sí y un no es no, que no era un cobarde sino un guerrero".
Aseguró que "vamos a estar unidos y proteger su trabajo y honrar su legado, además de custodiar su memoria".
Tras los 21 disparos que hicieron retumbar las cercanías del despacho de la alcaldía, el comandante de la policía municipal, Fernando Reyes, entregó la bandera de la ciudad de Guatemala y la medalla de más allá del deber en gran mérito a la exprimera dama Patricia Escobar de Arzú, tras lo cual sonaron las sirenas de los camiones del Cuerpo de Bomberos Municipales.
Entre llantos y aplausos, el expresidente que firmó la paz en diciembre de 1996, poniendo fin a un conflicto armado del Ejército y la guerrilla de 36 años y una cuota de 200.000 muertos y 45.000 desaparecidos, se despidió de la localidad a la que él apodaba como "la ciudad del futuro".
Finalmente, Álvaro Arzú Irigoyen será enterrado este mismo domingo en un cementerio privado en la ciudad colonial de La Antigua, en el departamento central de Sacatepéquez, en un acto "íntimo" entre familiares y sus más cercanos.