Combatientes extranjeros ignoran el fin del plazo para salir de Libia
Los mercenarios y combatientes extranjeros presentes en Libia hicieron caso omiso al plazo dado en un acuerdo auspiciado por la ONU, que les daba hasta el sábado para salir del país, hundido en un profundo caos y donde se respeta una frágil tregua.
La retirada de estos combatientes "no depende de los libios, sino de las potencias extranjeras implicadas en el conflicto", estima Khaled Al Montasser, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad de Trípoli.
Minada por las luchas de poder y la violencia sangrienta desde la caída en 2011 del régimen de Muamar el Gadafi tras ocho meses de revuelta popular, Libia está desgarrada desde 2016 entre dos autoridades: el gobierno de Unidad Nacional (GNA), reconocido por las Naciones Unidas y basado en Trípoli, y las autoridades aliadas al mariscal Khalifa Haftar, hombre fuerte del este del país.
Este es apoyado por los Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Rusia, mientras que el GNA es apoyado militarmente por Turquía.
Tras el fracaso del intento del mariscal Haftar de apoderarse de Trípoli, el 23 de octubre de 2020 se firmó en Ginebra un acuerdo de alto el fuego por parte de los responsables militares de ambas partes, con una cláusula importante: la salida, en un plazo de 90 días, de mercenarios y fuerzas extranjeras, así como el desmantelamiento de las milicias.
Hasta el sábado por la mañana, las partes beligerantes en Libia no anunciaron tal partida o desmantelamiento.
El día anterior, CNN difundió imágenes satelitales presentadas como las de una enorme trinchera excavada al sur de la ciudad de Sirte (norte) por mercenarios apoyados por Rusia, según la cadena estadounidense.
Un funcionario estadounidense no identificado, citado por la cadena, afirma que se trata de una prueba de que estos mercenarios "esperan quedarse mucho tiempo".
- Salida de las tropas extranjeras y mercenarios -
A principios de diciembre, Stephanie Williams, entonces enviada interina de la ONU a Libia -que patrocinó el acuerdo de Ginebra-, afirmó que unas 20.000 "fuerzas extranjeras y/o mercenarios" seguían en Libia.
"Hoy hay 10 bases militares total o parcialmente ocupadas por fuerzas extranjeras", dijo.
La mayoría de ellas se encuentran en torno a Sirte, donde se sitúa desde mediados de junio la línea del frente, y más al sur, sobre bases aéreas importantes, en particular en Al Joufra, 500 km al sur de Trípoli para los pro-Haftar y más al oeste, Al Watiya (pro-UNA)la mayor base militar en la frontera con Túnez.
Turquía envió drones, instructores y asesores militares a Libia en virtud de un acuerdo militar firmado con el GNA. También envió mercenarios sirios, según expertos de la ONU.
El 22 de diciembre, el parlamento turco prorrogó incluso por 18 meses la autorización para el despliegue de esos militares.
Rusia niega desempeñar un papel en la presencia de mercenarios rusos. Sin embargo, en mayo de 2020, expertos de la ONU confirmaron la presencia en Libia de mercenarios del grupo Wagner, conocido como cercano al presidente ruso Vladimir Putin.
A principios de esta semana, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, recordó en un informe entregado al Consejo de Seguridad la necesidad de una salida de las tropas extranjeras y mercenarios antes del sábado. A finales de 2020, abogó por la creación de un grupo de observación desarmado para verificar dicha salida.
A partir de ahora, el eslovaco Jan Kubis, nombrado el 15 de enero nuevo enviado para Libia, será responsable de hacer aplicar este acuerdo y de gestionar las difíciles negociaciones interlibias, que buscan establecer una hoja de ruta política con vistas a las elecciones anunciadas para diciembre de 2021, a condición de que no se rompa el alto el fuego.