Salvadoreños celebran 98º aniversario de natalicio del beato Romero
Con obras teatrales que recrean su asesinato, música popular y una misa, los salvadoreños celebraron este sábado el 98 aniversario del natalicio del beato Óscar Arnulfo Romero, el arzobispo de San Salvador asesinado en marzo de 1980 por un francotirador de la extrema derecha.
La cripta en el sótano de la catedral de San Salvador, en donde se encuentra el mausoleo en donde reposan los restos de Romero, fue el lugar en donde miembros de organizaciones de católicos se reunieron para entonar cánticos al primer beato salvadoreño.
"Hoy se celebra su cumpleaños y, como siempre, debemos de celebrar y agradecer a Dios por habernos entregado a un ser humano extraordinario, un hombre que en vida defendió a su pueblo y hoy que lo tenemos como beato, pues nos sigue cuidando a todos los salvadoreños", dijo a la AFP Margarita Flores, que junto a su familia llegó a depositar una rosa roja sobre la tumba de Romero.
Mientras, cerca del mausoleo, un centenar de personas muy atentas presenciaban una obra teatral montada por jóvenes en donde recreaban momentos del asesinato de monseñor Romero, cometido el 24 de marzo de 1980 mientras oficiaba una misa en la capilla del hospital para cancerosos La Divina Providencia, ubicado en el sector noroeste de San Salvador.
Precisamente, este sábado jóvenes de distintas parroquias del país llegaron al hospital para visitar un pequeño museo donde se exhiben objetos personales que pertenecieron a monseñor Romero, que fue declarado beato el pasado 23 de mayo.
En tanto, en un parque público de la capital, una decena de grupos de música popular se disponían a ofrecer un concierto en honor a Romero a lo largo del día.
En la catedral capitalina, durante una misa por el aniversario de su natalicio, el arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar, recordó pasajes de la vida del asesinado arzobispo y lo puso como ejemplo de un hombre "que se entregó en forma total" por el bienestar de su pueblo.
Poseedor de una convincente y abundante oratoria, Romero fue defensor de una opción preferencial por los pobres y denunció la injusticia social y la represión militar vigente en El Salvador.
En 1980, con la muerte del arzobispo estalló una guerra civil de doce años que había dejado una estela de 75.000 muertos cuando concluyó el 16 de enero de 1992, luego que el gobierno y la guerrilla firmaron un acuerdo de paz bajo la mediación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).