Víctimas del terremoto en Haití resisten con resignación diez días después
Terremoto en Haití
Haití/Diez días después del terremoto que asoló el suroeste de Haití dejando más de 2.200 muertos y 12.000 heridos, las víctimas oscilan entre la resignación y la resistencia, tratando de enfrentar a diario la falta de asistencia.
"Poco a poco voy retomando mi actividad", cuenta a la AFP Edouard, que trabaja como mototaxista en Los Cayos, cerca del epicentro del terremoto de magnitud 7,2 que golpeó al país el 14 de agosto.
"Pero hasta ahora no estamos tranquilos porque todavía está temblando: esta mañana, hubo un susto fuerte", subraya. "Estaba ahí afuera pero eso no impidió que echara a correr".
El tráfico está en pleno apogeo en el centro de Los Cayos y la vida en esta localidad del departamento Sur de Haití podría parecer la habitual si varias de las calles laterales no estuvieran intransitables.
Desde el terremoto, los habitantes han pernoctado a la intemperie, durmiendo en colchonetas en el suelo frente a sus casas, severamente dañadas cuando no totalmente en ruinas.
Cada lugar público o terreno libre de la ciudad se ha ido transformando en un campamento informal para las familias de las víctimas, enfrentadas a la peor miseria.
Las estaciones de servicio con combustible están desbordadas de vehículos, y frente a las pocas sucursales bancarias abiertas largas colas avanzan bajo el sol.
"Tenemos que volver a salir a las calles aunque seamos víctimas", dice John, cuyo hermano murió en el derrumbe de la casa de su familia.
Vendedor de teléfonos de segunda mano, este joven no cree en las promesas de ayuda que le hacen las autoridades. "Pueden enviar 100.000 camiones, los damnificados quedarán en las mismas", lamenta.
"Sólo una minoría recibirá algo y la mayoría no recibirá nada porque las cosas no se hacen con orden y disciplina", continúa John, explicando que "los más débiles no pueden ir a pelear en las reparticiones" de ayuda para obtener algo.
El viernes, particulares sin experiencia que llegaron a Los Cayos a entregar agua y comida tuvieron que suspender su labor en vista del caos que se generó, según el testimonio de un fotógrafo de AFP.