Dos de los supuestos asesinos del presidente de Haití pasaron por Panamá, ¿Cuál era su plan?

El magnicidio del presidente haitiano Jovenel Moïse causó duras reacciones en la comunidad internacional y la preocupación porque la crisis política en esta isla caribeña empeore. ¿Qué dicen las investigaciones iniciales de este crimen y quienes podrían estar detrás?

Las primeras pesquisas apuntan hacia un comando integrado por más de 28 mercenarios. Según las autoridades haitianas 26 eran colombianos y 2 norteamericanos de origen de haitiano. De este grupo 19 fueron detenidos, 8 lograron huir y tres fallecieron en medio del operativo para capturarlos.

El gobierno de Colombia reconoció la participación de sus nacionales en este crimen y el presidente Iván Duque ofreció a través de la policía colombiana toda la ayuda que necesiten para esclarecer los hechos.

Lo primero que determinaron las investigaciones es que la gran mayoría de los colombianos eran exmilitares muy bien entrenados por el Ejército de Colombia y que dejaron sus filas debido a supuestas irregularidades y actos de corrupción.

La ruta de los atacantes colombianos

El diario español El País, tuvo acceso a información importante sobre la investigación que apenas empieza. Tuvieron 32 días para planear el ataque y viajaron desde Colombia usando diferentes rutas.

Colombia hizo la trazabilidad del periplo de los supuestos mercenarios y determinaron que 11 de ellos viajaron el 4 de junio desde el aeropuerto El Dorado de Bogotá, mientras que dos lo hicieron el 6 de mayo y se trasladaron desde Bogotá hasta Panamá.

Panamá solo fue una ruta de tránsito para ellos, porque luego partirían hacia República Dominicana y el 10 de mayo por vía aérea se fueron hacia Puerto Príncipe, capital de Haití.

“Entraron en grupos pequeños, con la complicidad de alguien, les dieron residencias en uno de los barrios más lujosos, el mismo donde vivía el presidente”, dijo a W Radio en Colombia, Mathias Pierre, ministro encargado de Asuntos Electorales desde Haití.

La madrugada del ataque

Fue aproximadamente a la 1:00 de la madrugada del miércoles 7 de julio, cuando el comando armado entró al lujoso barrio donde estaba la residencia del Jefe de Estado haitiano. Los vecinos señalan que se hicieron pasar por agentes de la DEA y con megáfonos les pedían a las personas que no salieran de sus casas o resultarían heridos.

La seguridad de Moïse que está siendo objeto de investigación por su supuesta complicidad estaba dormida y otros jugando videojuegos. Empezaron a ser interrogados por los falsos agentes de la DEA, mientras a lo interno de la residencia se ejecutada el plan.

Algunas versiones apuntan a que el presidente de Haití fue torturado antes de ser asesinado, ya que tenía varias fracturas en su cuerpo.

“Estaba tirado con pantalón azul y una camiseta blanca manchada de sangre. Tenía la boca abierta y el ojo izquierdo sacado (…) Un impacto de bala en la frente, dos en el pecho, tres en la cadera, uno en el abdomen”, afirmó el juez Carl Henry Destin, que llegó a la escena del crimen.

Sobre la primera dama Martine Moïse, que se encuentra hospitalizada en Miami, Estados Unidos, se supo que recibió disparos en los brazos, manos y el abdomen.

Los hijos y empleados de la residencia presidencial fueron amordazados, pero no resultaron heridos.

Sobre los autores intelectual de este magnicidio se sabe poco. Aún se desconoce en el país más pobre del continente americano, quienes pudieron financiar las operaciones de este grupo de mercenarios.