Falta de lluvias impacta a Cuba en últimos cinco meses
La habana/La falta de lluvias ha impactado al 55 por ciento del territorio de Cuba entre noviembre de 2017 y marzo del actual año, y una de las áreas más dañadas se localiza en su región occidental, señala el último boletín de la vigilancia del clima de la isla.
Las zonas con mayores dificultades se ubican en las provincias de Pinar del Río, Artemisa, Mayabeque, Matanzas (oeste); en Camagüey (centroeste) y en las orientales Las Tunas y Granma, precisa el informe del Centro del Clima perteneciente al Instituto de Meteorología, citado por la estatal Agencia Cubana de Noticias.
De ellas, un 7 por ciento recibió la calificación de perjuicios "severos a extremos" en sus acumulados de lluvias, un 13 por ciento de "moderados" y un 35 por ciento de "débiles", precisó.
En total, son 45 los municipios cubanos que resultaron con pérdidas de "moderadas a extremas", 24 de ellos con más del 45 por ciento, y la peor situación la registraron Santa Cruz del Sur (Camagüey), Guane (Pinar del Río), Colombia y Amancio (Las Tunas) y Mantua (Pinar del Río) con más del 95 por ciento, detalló.
En el trimestre enero-marzo de 2018 se observó un incremento de zonas deterioradas por "sequía meteorológica de corto período", apuntó el reporte.
Además indicó que abril es el último mes del período poco lluvioso y es considerado de transición hacia el lluvioso, a causa de que la influencia del anticiclón del Atlántico se incrementa gradualmente sobre Cuba, mientras las presiones descienden sobre el continente.
El déficit de lluvias registrado ahora contrasta con la situación desde septiembre pasado tras el paso del intenso y devastador huracán Irma por Cuba, cuando las abundantes precipitaciones que le acompañaron contribuyeron a revertir una sequía que había afectado durante más de tres años al país caribeño.
El promedio nacional de lluvias en 2017 fue de 1.527 milímetros cúbicos, equivalente al 114 % del valor histórico anual, según datos divulgados por el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos.
El aumento de las lluvias permitió entonces la recuperación de los embalses, que llegaron a estar por debajo del 40 % de su capacidad en los peores momentos de la sequía, pero que al cierre de 2017 almacenaban 7.532 millones de metros cúbicos de agua, el 83 % de su capacidad.