Sobrevivientes de tifón en Filipinas claman por ayuda
Loboc, Filipinas/Concepción Tumanda hurga en los escombros de su casa cubierta de barro, en una isla filipina devastada por el tifón Rai, que dejó cientos de muertos en todo el país y sobrevivientes clamando por agua y comida.
"La casa fue destruida, todo se rompió", contó Tumanda a AFP, llorando de pie sobre las ruinas de su casa en la localidad de Loboc. "No nos quedó nada", agregó desconsolada.
El tifón Rai azotó el jueves la isla turística de Bohol, con lluvias torrenciales y vientos que arrancaron techos y árboles y destrozaron barcos de pesca.
Bohol, conocida por sus puntos de buceo, sus "colinas de chocolate" y sus diminutos primates tarseros, fue una de las islas más afectadas por las inundaciones que obligaron a los pobladores a subirse a los techos.
Al menos 98 personas murieron en la isla, dijo el gobernador Arthur Yap en Facebook, con otras 16 desaparecidas.
Yap imploró al presidente Rodrigo Duterte enviar recursos para comprar alimentos y agua para pobladores desesperados en la isla, que quedó sin electricidad y comunicaciones.
"Necesitamos comida, especialmente arroz, y agua", declaró Giselle Toledo, cuya casa fue barrida por la inundación. "No pudimos salvar nada, no sabemos dónde recomenzar nuestras vidas".
Rai también causó destrucción en las islas Siargao, Dinagat y Mindanao, donde la tormenta arremetió con vientos de 195 km por hora.
Duterte declaró estado de calamidad en las zonas golpeadas por el tifón, que dejó al menos 375 personas muertas, lo que libera fondos para apoyar a los afectados.
Los militares enviaron navíos, barcos, aeronaves y camiones para entregar alimentos, agua potable y equipo médico a los sobrevivientes.
La Cruz Roja también distribuye ayuda y numerosos gobiernos extranjeros ofrecieron millones de dólares en asistencia financiera.
Pero las autoridades y pobladores reclaman que la ayuda tarda mucho en llegar.
Agua, lo más urgente
En las carreteras de Bohol se formaron filas de gente esperando llenar sus recipientes de agua, mientras multitudes de motocicletas hacen fila en las estaciones de combustible.
"El agua es nuestro principal problema", comentó Jocelyn Escuerdo, quien se instaló con su familia en un centro de evacuación tras perder su casa.
Los contenedores que nos dieron las agencias de ayuda no son grandes, solo cinco litros, así que el agua se nos acaba constantemente", declaró, tras agregar que recibe "apenas suficiente" alimento por el día.
Aunque muchas personas dejaron sus casas antes de la llegada de la tormenta, otros quedaron atrás para cuidar sus animales, como gallinas y cerdos, además de proteger sus propiedades.
Algunos quedaron aislados por las inundaciones y pasaron hambre tres días, contó el dirigente local Pedro Acuna, quien pudo salir en un bote de remo a llevarles comida.
Telesfora Toledo, vecina de la isla, dijo que no sabe por dónde comenzar, con "tantas cosas que necesitan reparación".
"Fue doloroso mirar lo que quedó de la casa", declaró Concepcion Tumanda, sacando platos y utensilios de cocina que quedaron servibles.
"Trataremos de repararla (...) si nos dan madera y láminas de techo", dijo.