La Policía apunta la posibilidad de un grupo como autor del ataque de Bangkok
La Policía tailandesa apuntó la posibilidad de que fuera un grupo, y no un solo individuo, el autor del ataque que el lunes mató a 20 personas en Bangkok, donde hoy reabrió el templo escenario de la masacre en un intento de recobrar la normalidad.
Las autoridades publicaron en paralelo el retrato robot de un joven cuya imagen fue grabada por cámaras de seguridad mientras ocultaba una mochila que abandonó en el recinto religioso y donde presuntamente escondía la bomba que provocó la tragedia.
Los investigadores desconocen la nacionalidad del joven, ni saben si aún está en Tailandia, y ofrecieron una recompensa de un millón de baht (unos 28.100 dólares o 25.400 euros) por informaciones que lleven a su arresto.
El primer ministro del país, el general golpista Prayuth Chan-ocha, instó al sospechoso a entregarse, e indicó que podría haber sido contratado por "una red" de terroristas para plantar la bomba.
"Le quiero decir a aquellos cercanos al sospechoso que le digan que vaya a la Policía, si forma parte de la misma red o no, porque él podría estar en peligro (...) Es mejor (entregarse) que vivir escondido, lo que hará su vida miserable", remarcó Prayuth.
El jefe de la Policía de Tailandia, Somyot Pumpanmuang, indicó que hay sospechas de que la autoría de la matanza fuera compartida por "un grupo" de personas en el que participarían tailandeses, en una conferencia de prensa sobre los progresos de la investigación.
Nadie se había atribuido el miércoles la autoría del ataque y el Gobierno no descarta ninguna posibilidad.
Las víctimas mortales son seis tailandeses, cuatro malasios, tres chinos, dos ciudadanos de Hong Kong, un indonesio, un singapurés y una británica, y dos cadáveres sin identificar.
Además, 123 personas resultaron heridas, y varias de ellas permanecen en estado crítico.
En un intento de recobrar la normalidad, a primera hora de la mañana, un grupo de monjes bendijo la reapertura del templo de Erawan, en el corazón financiero de la metrópoli y escenario del considerado mayor atentado ocurrido en el país asiático.
Para tratar de superar la tragedia, los devotos colocaron barras de incienso y ofrendas florales antes de rezar sus oraciones a la representación tailandesa del dios hindú Brahma, afamado entre los locales por atraer la buena fortuna.
La deidad, cuya figura cuenta con cuatro caras, apenas fue dañada por la detonación y solo muestra un orificio en la barbilla de uno de los rostros.
Los coloridos puestos de vendedores locales ofertando figuras de animales, comida para los espíritus y coronas de flores volvieron a rodear el santuario.
A escasos metros, decenas de rosas, postales de recuerdo, cartas y velas siguen colocadas en recuerdo a las víctimas.
Las Fuerzas de Seguridad, sin embargo, permanecen en alerta ante posibles nuevos ataques después de que el martes una segunda bomba estallara cerca de un embarcadero.
En un acto fallido, el ejecutor del segundo ataque lanzó el artefacto explosivo a un canal de agua, por lo que no se produjeron daños personales.
La Policía todavía no tiene claro si guarda relación con el atentado del lunes pero el nuevo incidente ha obligado a redoblar los mecanismos de vigilancia.
A mediodía, policías y militares cerraron el tráfico en una parte de la avenida Sukhumvit, a poco más de un kilómetro del lugar de la explosión del lunes, al avistar un fardo envuelto en plástico junto a una de las entradas al metro elevado que sobrevuela la urbe.
Los artificieros indicaron media hora más tarde que se trataba de una falsa alarma.