La ONU pide a Birmania que levante el toque de queda en el estado de los rohinyás
El Consejo de Derechos Humanos (CDH) de la ONU pidió hoy al Gobierno de Birmania (Myanmar) que levante el toque de queda en el estado de Rakáin, en el noroeste del país, donde vive la minoría musulmana rohinyá que no escapó hacia Bangladesh tras la ofensiva del Ejército birmano en agosto pasado.
Así lo hicieron los 47 países miembros del CDH en una resolución que fue aprobada con 32 votos a favor, cinco en contra y diez abstenciones el último día de la trigésima séptima sesión de este órgano defensor de las libertades fundamentales.
El representante de Birmania calificó la resolución de "defectuosa", pues "no hay toque de queda en todo el estado de Rakáin y que, conforme la situación de seguridad mejore se va levantando, como "sucedió ayer en tres pueblos", aseguró.
Tampoco China apoyó el texto, al considerar que "no ayuda" a la mejora de la situación en Rakáin.
En la resolución, los países del CDH prolongan un año el mandato del relator especial encargado de hacer un seguimiento de la situación de los derechos humanos en Birmania.
También instan "de forma urgente" a que se garantice la libertad de movimiento y la seguridad de todas las personas en esa región del noroeste de Birmania, que hace frontera con el sur de Bangladesh.
Con igual premura se pide a las autoridades birmanas que permitan un acceso sin restricciones de la ayuda humanitaria, que se reasuman los programas de asistencia que funcionaban antes de la ofensiva militar y que se autorice la observadores y a la prensa internacional que viaje a la zona para testificar sobre lo que ha ocurrido allí.
A finales de agosto, el estado de Rakáin fue escenario de graves ataques de las fuerzas gubernamentales contra los rohinyás, que protagonizaron el éxodo más grande de la historia, con 700.000 personas que huyeron a Bangladesh.
Las informaciones, testimonios y otro tipo de evidencias reunidos por la ONU indican que allí se registró un intento de limpieza étnica y eventualmente un genocidio, según ha denunciado la organización.
Debido a que ninguna entidad internacional ha sido autorizada a llegar a esa zona, se desconoce cuantas personas murieron durante esa ola de violencia, la que -según las informaciones más recientes- no ha cesado del todo.
Por esa razón, la resolución expresa preocupación por parte de esta instancia por las informaciones que indican que "la intimidación y la violencia contra la población rohinyá que queda y otras minorías en Birmania continúan".