Los manifestantes en Birmania piden a los líderes asiáticos que 'apoyen al pueblo'
Los manifestantes prodemocracia salieron el viernes a las calles de Birmania para exigir a los mandatarios asiáticos que "apoyen al pueblo birmano", en vísperas de una cumbre regional con la participación del líder de la junta militar, Min Aung Hlaing.
El país está en crisis desde el golpe militar del 1º de febrero que derrocó al gobierno civil de Aung San Suu Kyi. La junta ha reprimido con dureza al movimiento de desobediencia civil, que reclama la restauración de la democracia y una mayor participación de las minorías étnicas en el poder.
La represión ha dejado un saldo de al menos 739 muertos y la detención de 3.300 activistas, según organizaciones locales.
El general Min Aung Hlaing participa el sábado en la cumbre especial de los 10 países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean), dedicada a la crisis birmana.
Su participación en la cumbre ha sido muy criticada por los activistas, grupos de defensa de los derechos humanos y por el propio gobierno en la sombra creado recientemente por diputados del partido de Suu Kyi, que querían asistir a la reunión.
Vuelta a las manifestaciones
En Rangún, la capital económica del país, los manifestantes volvieron a tomar este viernes las calles del centro de esta ciudad, tras una pausa de varias semanas por temor a la represión.
Haciendo el saludo con tres dedos, símbolo de la resistencia, gritaron: "¿Qué queremos? ¡La democracia!", y reclamaron la puesta en libertad de Suu Kyi, en arresto domiciliario desde el golpe de Estado.
Algunos manifestantes, procedentes de barrios colindantes, portaban pancartas haciendo llamados a los países vecinos.
"Asean, apoyen al pueblo birmano" o "¿Necesitan ustedes más sangre para tomar la buena decisión?", se podía leer en algunas de ellas.
La gestión de la crisis birmana por la Asean será "la mas importante prueba de su historia" según Emerlynne Gil, de Amnistía Internacional.
"Las autoridades indonesias y los demás miembros de la Asean no pueden ignorar el hecho de que Min Aung Hlaing es sospechoso de graves crímenes que preocupan a la comunidad internacional en su conjunto" agregó.
"Min Aung Hlaing, que es objeto de sanciones internacionales por su papel en las atrocidades militares y la represión brutal de los manifestantes prodemocracia, no debería ser bienvenido en un encuentro internacional para examinar una crisis que él mismo ha generado", alertó por su lado Brad Adams, de Human Rights Watch.
Un cuarto de millón desplazados
El ejército birmano ha recurrido cada vez más a la violencia para reprimir las manifestaciones masivas contra la junta y ya hay alrededor de 250.000 personas desplazadas, según el relator especial de la ONU Tom Andrews.
Pese a las condenas internacionales y las sanciones impuestas por países occidentales, la junta continúa aferrada al poder en Birmania.
Antes del golpe de Estado, Min Aung Hlaing ya se enfrentó a sanciones internacionales por el papel del ejército en la crisis de los rohinyás.
Unos 750.000 miembros de esta minoría musulmana huyeron de Birmania en 2017 debido a una brutal represión de los militares.