El dalái lama, líder espiritual del Tíbet y demonizado en China

Dalái lama, líder del Tibet / AFP
AFP
08 2024 - 06:24

El dalái lama es desde hace más de medio siglo el líder espiritual de los tibetanos, reconocido internacionalmente por su campaña a favor de una mayor autonomía de esta región, pero demonizado en China como "un lobo en hábitos de monje".

Tenzin Gyatso se define como un "simple monje budista", pero ha cruzado el mundo codeándose con la realeza, líderes políticos y celebridades para promover la causa tibetana.

A los 88 años, este hombre de cráneo pelado, rostro afable y sonrisa traviesa se ha convertido en un símbolo mundial de paz cuyo mensaje trasciende la religión, considerado por sus seguidores como un visionario en la línea de Mahatma Gandhi y de Martin Luther King.

La mayor parte de su vida la pasó en el exilio. Tenía solo 23 años cuando huyó de la capital del Tíbet, Lhasa, después de que las tropas chinas sofocaran un levantamiento fallido iniciado el 10 de marzo de 1959.

Tardó 13 días en cruzar los puertos nevados del Himalaya hasta la frontera de India. Y nunca pudo volver.

Su vida en el exilio transcurrió alrededor de Dharamsala, una ciudad en el norte de India que se convirtió en hogar de miles de tibetanos que mantienen allí sus tradiciones, aunque algunos nunca hayan pisado la tierra de sus ancestros.

El dalái lama instaló allí su gobierno en el exilio y lanzó su campaña para recuperar el Tíbet, aunque luego optó por una "vía intermedia", renunciando a la independencia a cambio de una mayor autonomía.

Celebridad

En 1989 ganó el Nobel de la Paz, un galardón que le granjeó una enorme popularidad y le llevó a codearse con grandes líderes mundiales y estrellas de Hollywood.

En su hábito bermellón y sus simples sandalias, el líder budista no encajaba en el estereotipo de celebridad. Pero su espíritu a veces travieso y su risa infecciosa demostraron ser irresistibles.

Sin embargo, el gobierno de China se ha mostrado inmune a sus encantos, definiéndolo como un separatista y un "lobo en hábitos de monje".

Durante siglos, Tíbet alternó periodos de independencia y de control de China, que considera esta meseta al norte del Himalaya como parte integral de su país.

El dalái lama pide más autonomía para su pueblo además del derecho a rezar libremente y a preservar su cultura que, según muchos tibetanos, está siendo reprimida bajo el poder chino.

Pero las negociaciones formales con Pekín se rompieron en 2010. Un año después, el dalái lama se retiró de la política y dejó paso a un nuevo líder elegido entre la diáspora tibetana.

Vida en el exilio

Nacido en una familia campesina en la aldea tibetana de Taksar el 6 de julio de 1935, fue elegido a los dos años como la décimocuarta reencarnación del líder religioso supremo del budismo tibetano.

Recibió entonces el nombre de Jetsun Jamphel Ngawang Lobsang Yeshe Tenzin Gyatso (que significa Santo Señor, Gloria Gentil, Defensor Compasivo de la Fe y Océano de Sabiduría) y llevado al palacio de mil habitaciones Potala de Lhasa, donde fue entrenado para convertirse en líder de su pueblo.

De pequeño mostró una precoz curiosidad científica, jugando con un reloj enviado por el presidente estadounidense Franklin Roosevelt o reparando coches.

Pero su apacible infancia terminó abruptamente a los 15 años, cuando fue entronizado apresuradamente como jefe de Estado después de la invasión del ejército chino sobre el Tíbet en 1950.

Nueve años después, escapó a India mientras las tropas chinas aplastaban el levantamiento popular.

Dicen que Mao Zedong, al enterarse de que el dalái lama había huido, dijo: "En ese caso, hemos perdido la batalla".

En India, el líder budista fue recibido por el primer ministro Jawaharlal Nehru, que ofreció Dharamsala como hogar para él y los miles de refugiados tibetanos.

Durante todo este tiempo, el dalái lama fue tratado como un invitado de honor en India, una postura que ha generado tensiones entre Nueva Delhi y Pekín.

Sus predecesores fueron elegidos por monjes siguiendo unas antiguas tradiciones budistas, pero ahora no está claro cuándo ni si será nombrado un sucesor. 

Él ha sugerido que el próximo líder puede ser una mujer, que su espíritu puede transferirse a un sucesor adulto o que podría ser el último de su estirpe si se reencarna en un animal o un insecto.

Pero siempre ha sido claro en un punto: ningún sucesor nombrado por China tendrá credibilidad.

"No debe darse ningún reconocimiento o aceptación a un candidato elegido con fines políticos, incluidos aquellos de la República Popular China", afirmó

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