China da un nuevo paso en la polémica ley de seguridad en Hong Kong
Pese a la oposición del G7, China franqueó el jueves una nueva etapa hacia la adopción de un controvertido proyecto de ley de seguridad nacional en Hong Kong, cuando el principal órgano legislativo chino empezó a examinar el texto.
El territorio semiautónomo chino fue escenario en 2019 de multitudinarias manifestaciones contra la influencia del gobierno central, que dieron lugar a actos vandálicos y violentos y reforzaron el movimiento independentista en la excolonia británica
Frente a esta movilización, Pekín y el ejecutivo local hongkonés quieren hacer aprobar lo más rápido posible una ley de seguridad nacional para el enclave.
Tanto la oposición prodemocracia hongkonesa como varios países occidentales advirtieron que la iniciativa de Pekín podría cuestionar la autonomía otorgada al territorio semiautónomo. El G7 expresó también el miércoles su oposición a la ley.
Pero estas críticas no han frenado a Pekín.
El proyecto ya había obtenido en mayo un primer visto bueno en la sesión plenaria del parlamento chino, controlado por el Partido Comunista (PCC) en el poder.
Ahora el texto está siendo examinado por el comité permanente del parlamento, que está reunido hasta el sábado, anunció la agencia de prensa Xinhua.
Esta asamblea cuenta con unos 175 legisladores.
El texto, tal y como fue presentado el mes pasado, preveía castigar las actividades separatistas, "terroristas", la subversión o la "injerencia" extranjera en Hong Kong.
"Inventar acusaciones"
Xinhua no mencionó sin embargo el jueves el término de "injerencia", y lo substituyó por el de "colusión" con fuerzas extranjeras o exteriores.
"Esta ley busca más reducir la oposición al silencio que proteger la seguridad nacional", afirmó el diputado hongkonés prodemocracia Dennis Kwok, que se pregunta si lo podrán acusar de "colusión" si se reúne con responsables extranjeros.
"Me preocupa mucho que el alcance de este término de 'colusión' no tenga límite (...), y permita inventar acusaciones", abunda Tanya Chan, otra diputada prodemcoracia.
Pekín ha acusado en varias ocasiones a otros países, sobre todo a Estados Unidos, de apoyar a los manifestantes.
Este proyecto de ley suscita una fuerte oposición entre los gobiernos occidentales, a quienes preocupa el estatus internacional de Hong Kong, uno de los principales centros financieros del mundo.
Los ministros de Exteriores del G7 (Estados Unidos, Canadá, Francia, Japón, Reino Unido, Italia y Alemania) instaron el miércoles a China a reconsiderar su propuesta de ley.
"Instamos encarecidamente al gobierno de China a que reconsidere esta decisión", señalaron.
"Pone en peligro el sistema que ha permitido que Hong Kong prospere y que ha sido la clave de su éxito durante tantos años", aseguraron.
"También estamos extremadamente preocupados por la posibilidad de que esta medida reduzca y amenace los derechos y libertades fundamentales de toda la población", agregaron los ministros.
La respuesta de China no se hizo esperar, rechazando "firmemente" el comunicado del G7.
Según Pekín, la ley quiere poner fin a las actividades que buscan separar Hong Kong de China, así como la violencia que amenaza la seguridad nacional.
Bajo el principio de "un país, dos sistemas", Hong Kong se beneficia desde su retorno a soberanía china en 1997 de una amplia autonomía, libertad de expresión y justicia independiente.