Armenia y Azerbaiyán, decididos a seguir combatiendo y sin ganas de negociar
Armenia/Armenia consideró el miércoles que es prematuro pensar en negociar con Azerbaiyán con una mediación rusa, en el cuarto día de intensos combates en Nagorno Karabaj, enclave separatista armenio en territorio azerbaiyano apoyado por Ereván.
El primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, cerró la puerta a unas negociaciones inmediatas, horas después de un voto unánime del Consejo de Seguridad de la ONU para poner fin a las hostilidades y "retomar cuanto antes negociaciones constructivas".
"No es apropiado hablar de una cumbre Armenia-Azerbaiyán-Rusia, en un momento en que hay intensos combates", dijo a la prensa rusa, según la agencia oficial de noticias Interfax, considerando que "para que haya negociaciones es necesario una atmósfera y condiciones adecuadas".
Rusia, potencia regional del Cáucaso del Sur, mantiene relaciones cordiales con Armenia y Azerbaiyán, ambas antiguas repúblicas soviéticas. Ereván forma parte de una alianza militar dominada por Moscú, que suministra armas a los dos bandos.
El Kremlin, que reclama el cese inmediato de los combates, los más graves desde 2016, dijo estar dispuesto a una mediación, en una región muy inestable que podría verse sacudida de lleno si estalla una guerra abierta entre Bakú y Ereván.
Rusia, Francia y Estados Unidos son los tres mediadores en el conflicto dentro del llamado Grupo de Minsk que, desde 1992, no ha conseguido encontrar una solución durable en Nagorno Karabaj, un territorio que se autoproclamó independiente de Azerbaiyán con el apoyo de Armenia. Una guerra a principios de los años 1990 causó 30.000 muertos.
Según los balances oficiales, probablemente parciales, los enfrentamientos que estallaron el domingo dejaron 98 muertos, entre ellos 81 combatientes separatistas y 17 civiles de ambos bandos.
Azerbaiyán no comunicó ninguna pérdida militar, y los dos campos se acusan de haber iniciado las hostilidades.
"Gran orgullo"
El número de muertos podría ser mucho más importante. El ministerio azerbaiyano de Defensa indicó que el miércoles continuaban "intensos combates", y que desde el fin de semana, perecieron 2.300 separatistas armenios.
Al mismo tiempo que acusa a su adversario de atacar posiciones civiles, el ministerio reivindica la destrucción de 130 tanques, 200 piezas de artillería, 25 baterías antiaéreas y misiles tierra-aire S-300.
Por su parte, el portavoz del ministerio armenio de Defensa, Artsroun Hovhannisian, mencionó "137 tanques y blindados destruidos, 72 drones, siete helicópteros y un avión de guerra derribados. 790 soldados azerbaiyanos murieron y 1.900 resultaron heridos".
Por el momento, todos estos datos no se han podido verificar con una fuente independiente.
En los dos país, una retórica de guerra en estos últimos meses ha alimentado el fervor patriótico. Tras decretarse la movilización y la ley marcial en los dos territorios, numerosos voluntarios se presentaban para combatir en el frente.
"Es un sentimiento de mucho orgullo. Lo esperábamos desde hacía 25 años", dijo a la AFP Shaddin Rustamov, un recluta azerbaiyano de 25 años en Bakú.
Azerbaiyán afirma haber reconquistado territorios y perturba las líneas de suministro armenias. Nagorno Karabaj dice, por su lado, que retomó posiciones.
Posible internacionalización
Armenia señaló el martes que un cazabombardero turco, en apoyo a Azerbaiyán, había derribado uno de sus aviones militares, lo que desmintieron rápidamente Ankara y Bakú.
Una intervención militar directa de Turquía supondría un giro importante y la internacionalización del conflicto.
Ankara es la única potencia que no pidió un alto el fuego. Alentó, al contrario, a su aliado azerbaiyano a retomar el control de Karabaj por la fuerza y a humillar a Armenia, su enemigo histórico.
El Kremlin llamó el martes a Turquía, con quien mantiene relaciones complicadas pero pragmáticas, para que se abstuviera de "echar leña al fuego".
"Estamos cerca de una guerra a gran escala, quizás incluso a nivel regional", advirtió Olesya Vartanyan, analista del International Crisis Group.
La Corte Europea de los Derechos Humanos (CEDH) instó a los dos bandos a que se abstuvieran de cualquier acción "que podría conllevar violaciones de los derechos de las poblaciones civiles".
Las oenegés Human Rights Watch y Amnistía Internacional también pidieron evitar "atacar" a la población civil.